Capítulo 1

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Se sentía como estar bajo el agua

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Se sentía como estar bajo el agua. Mi cuerpo se sentía liviano, frío y en constante movimiento, como si estuviese fluyendo todo el tiempo, supongo que este es el momento en el que dejas de luchar contra la corriente y te dejas llevar por el vaivén de las olas, permitiéndole al agua invadir tus pulmones, resignándote a tu destino.

Yo estaba completamente resignada al mío, exhausta de correr de algo que no recordaba, intentando mantener cuatro pobres palabras en mi cabeza, palabras que no tenían sentido en este momento, pero sentía que eran muy importantes <<Ya viene la bestia>>.

¿Qué bestia? ¿Por qué estaba corriendo? ¿Por qué estaba sola?

— ¡Es una niña! Joder ¿Por qué está en este estado? ¿Viene sola? Revisen los alrededores.

Una voz humana.

¿Humana?

Sí. Humana.

¿Cuándo fue la ultima vez que escuché la voz de alguien además de la mía?

Abrí los ojos con dificultad, observando el cielo oscuro y gris, hace frío, huele a lluvia.

— ¿puedes escucharme? ¿Dónde te duele?

Quitándose la camiseta, ayudándome a pasar los brazos y la cabeza, cubriendo mi cuerpo con esta.

Es cierto.

Mi ropa estaba totalmente destruida ¿Quién fue?

— La bestia... viene la bestia... esa cosa...

Temblé, aferrándome a sus cálidos brazos. Un chico pelinegro, ligeramente de piel morena y ojos oscuros me observaba con preocupación.

¿Quién es él?

— Estarás bien, tranquila, no dejaremos que nada te suceda ¿Vienes con alguien? ¿Dónde están tus padres?

Hice una mueca, recordando indirectamente algo doloroso, estaba justo a mi alcance, pero no sostuve la idea a tiempo, desvaneciéndose frente a mis ojos antes de poder observar sus imágenes.

— No sé... estoy... sola...

— Todo está bien — sonrió— te cuidaremos, te daremos un lugar al que pertenecer.

Y le creí.

Quería creerle, quería pertenecer a algún lugar, estaba cansada de huir de algo que no recordaba, algo que no sabía si era real.

— Gracias... gracias... gracias...

Lloré de alivio, acurrucándome contra su pecho caliente, sintiéndome segura por primera vez en mucho tiempo.

— ¿Cuál es tu nombre? ¿Qué edad tienes?

Levantándome sin dificultad en sus cálidos brazos.

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