Después de un año | Toji x Lectora x Satoru

Capítulo 2

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Torpemente te despojaste de tu ropa y luego diste la llave de la ducha. La calidez del agua envolviéndote cuando las gotas golpeaban continuamente contra tu piel, mojando cada rincón de tu cuerpo. Cerraste tus ojos, esperando que la borrachera se vaya junto con el agua por el desagüe. Cuando terminaste, tomaste tu toalla, te secaste con cuidado de no caerte y finalmente te lavaste los dientes sintiendo como la frescura de la menta invadía tu boca.

Ya en tu habitación te pusiste tu pijama que consistía en una camiseta de Toji y un short. Con la toalla, retiraste el exceso de agua de tu cabello, la dejaste en el cesto de ropa sucia y después te lanzaste sobre tu cama, sintiendo cada extremidad de tu cuerpo relajarse cuando te tapaste con las frazadas.

Después de unos minutos la puerta de tu habitación se abrió y no hacía falta que abrieras tus ojos para ver quien entró, era demasiado obvio. Cuando salió del baño sus pasos se acercaron a la cama, sentiste el colchón hundirse a tu lado y las frazadas elevarse cubriendo su cuerpo.

Una sonrisa se dibujó en tus labios, te acercaste a Toji queriendo sentir su calor corporal. Apoyaste tu cabeza en su pecho dejándote llevar por el vaivén, subiendo y bajando por su respiración que de alguna manera te relajaba, como un bebé en su mecedora.

Una oleada de emociones te recorrieron de pies a cabeza queriendo que este momento fuera eterno; tu acurrucada contra él, ahora en un estado de semi borrachera, con el silencio envolviéndolos a ambos, solo sintiendo la presencia del otro. Te inclinaste hacia él depositando un beso en su mejilla de forma cariñosa, esperando transmitirle lo que sentías y que el también pudiera sentirlo de vuelta, aunque sabias que eso era imposible.

¿Pero por qué era imposible? Nada es imposible en esta vida, eso es lo que te ha dicho tu madre desde pequeña. No crees que sea imposible conseguir el amor del hombre que ahora está a tu lado. Si te lo propones, podrías conquistarlo, ¿verdad? Podrías instalarte en su corazón, ¿cierto?

Por ahora te conformabas con su presencia sabiendo que su corazón estaba vacío por ti, aún no pertenecías ahí, aún no tenías tu lugar ahí.

Solo déjaselo al tiempo, estabas casi segura que lo conseguirías.

Conseguirías que Toji se enamorara de ti.

Te acurrucaste aún más contra el azabache, depositando otro beso ahora en la unión de su cuello con su hombro y nuevamente apoyaste tu cabeza en su pecho tratando de escuchar los armoniosos latidos de su corazón, que es una melodía de la que nunca te cansarías.

Toji no estaba acostumbrado a las muestras de cariño, o tal vez si lo estaba, pero no de ti. Su mente se iba a desviar hacia otro lugar, un lugar familiar, un lugar en donde se sentía cálido y sus preocupaciones se disipaban como el humo arrasado por el viento, pero se quedó en su sitio cuando sintió algo en su entre pierna.

— Mierda — siseo entre dientes cuando tu muslo rozó su polla.

Era normal que se calentara tanto contigo, ¿cierto?

Bueno, soy un ser humano con necesidades, pensó. No habían tenido relaciones hace casi una semana y tampoco es como si él pudiera acostarse con alguien más para saciar su placer, ya que cumplía parte de su trato de no follar con otras personas.

La lujuria poco a poco se iba dando paso en él. Su mano se deslizó por debajo de las frazadas para después palmear su polla sintiendo su propia dureza. Se sintió un poco avergonzado de haberse excitado tan rápido, solo con un estúpido roce.

La luz de la luna que se filtraba a través de las delgadas cortinas le permitía observar tu silueta. Levantó un poco su cabeza, la inclinó hacia abajo y luego sus ojos bajaron viendo como tu cabello mojado cubría parte de tu mejilla. No era la primera vez que te acostabas sobre su pecho con tu pelo mojado, pero a este punto ya no le importaba, de cierta manera ya se acostumbró. Aunque después siempre te terminaba alejando, pero ahora haría una excepción.