Capítulo 9

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Sintió como si se despertara de un sueño que no parecía acabarse nunca. No sabe cómo llegó a este lugar, pero el objetivo no se borraba de su cabeza; tenía que encontrar la salida para ser libre. Sus manos palpaban las paredes, mientras que sus pies corrían en aquel laberinto interminable, atravesaba y doblaba los pasillos sin saber a dónde dirigirse. Estaba todo tan oscuro que se le hacía imposible cumplir con su objetivo.

Después de un suspiro de frustración, cayó de rodillas al suelo. Sus manos paseándose por su cara limpiando las lágrimas que caían de sus ojos. Sollozaba de frustración y cansancio. Deseaba escapar de este lugar, pero a medida que pasaban los segundos, por más que buscaba, no encontraba la salida para ser libre.

Su cabeza se levantó de golpe cuando escuchó unos gritos de lamento y agonía a la lejanía. Las lágrimas cesaron, toda frustración y desesperanza fue reemplazada por una oleada de miedo mientras seguía escuchando aquellos gritos de dolor. Se puso de pie y con pasos temblorosos decidió seguir el sonido de los alaridos que parecían familiares a sus oídos.

El volumen de los gritos aumentaban a medida que se iba acercando hasta que se detuvo frente a una puerta. Con sus manos temblorosas y una respiración dificultosa, giró el pomo abriendo con lentitud la puerta con temor a lo que se podría encontrar dentro. Cuando la puerta estaba completamente abierta, cerró sus ojos ante un resplandor blanco que la cegó durante un par de segundos.

Los gritos pararon de golpe. La mujer abrió sus ojos, parpadeo un par de veces tratando de acostumbrarse a la luz de la habitación. En el momento en que sus ojos estaban completamente abiertos, se encontró a una pareja de casados en medio de una habitación blanca.

La pareja estaba de rodillas al suelo, con sus manos atadas detrás de sus espaldas. La miraban con horror y dolor en sus rasgos. Sangre corriendo por sus espaldas formando un charco carmesí debajo de ellos. Sus pieles estaban pálidas y sus ojos cansados de tanto sufrir, deseaban escapar luego de este sufrimiento.

— Ima... — la mujer mayor susurró temblorosamente apenas con un hilo de voz. Su garganta estaba desgarrada después de los muchos gritos y su esposo estaba en la misma condición que ella.

El cuerpo de Ima estaba congelado, incapaz de hacer algo mientras más observaba la escena que estaba frente a ella.

— Mamá... — susurró estupefacta.

— Hija, por favor ayúdanos — el hombre mayor rogó desesperadamente con lagrimas cayendo como cascadas al suelo.

— Papá...

— Una familia de bastardos — habló otra mujer ganándose su atención. Entró por una puerta que se encontraba en la pared contraria a la que estaba Ima.

La mujer ocultaba su rostro bajo una capucha negra, pero podía adivinar que su mirada era de pura maldad. Se paseó por la habitación con pasos lentos y burlescos arrastrando un látigo ensangrentado dejando un camino de sangre en el suelo. Al parecer las únicas personas que podían verla eran sus padres, ya que la mujer en ningún momento se dirigió a Ima.

Pareciera como si fuera invisible a sus ojos y Ima aprovechó eso para acercarse a sus padres. Su mamá, con las fuerzas que le quedaba, sonrió con alegría y esperanza, sabía que su hija era la única persona que podía sacarlos de esta situación. Su padre miró con amor a la luz de sus ojos, cuando su hija los sacara de este lugar, los tres van a vivir una vida feliz como siempre lo han soñado. Pero todo atisbo de esperanza desapareció como una estrella fugaz cuando Ima se paró frente a ellos, mirándolos con desprecio y extendiendo en sus labios una sonrisa grotesca, disfrutaba que estén arrodillados frente a ella.

Después de un año | Toji x Lectora x SatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora