Luego de la muerte de sus padres, Xiao Zhan queda solo en el mundo y con muchas deudas encima, teniendo como consecuencia vagar por las calles, hasta que recibe una propuesta que no podrá rechazar.
Wang Yibo es el CEO de su propia empresa y la Caden...
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Tal y como lo había prometido, al día siguiente su madre llegó con algo de ropa para él.
— ¿Cómo está? – pregunto Lian viendo a el doncel que aún dormía.
— Afortunadamente esta bien – respondió con una sonrisa aliviada.
Madre e hijo se quedaron conversando hasta que Zhan despertase, cosa que pasó casi media hora después.
— ¿Y-Yibo? – hablo aún adormilado.
Yibo y Lian al escuchar a Zhan giraron su cabeza hacia la camilla.
— ¿Te despertamos? – pregunto con voz suave mientras se acercaba, a lo que Zhan negó sonriendo.
— Buenos días cariño – saludo Wang Lian.
— Buenos días madre – respondió Zhan felizmente.
Afortunadamente Zhan aún podía sonreír con normalidad, aunque Yibo tenia el presentimiento de que si veía a los culpables que causaron que casi perdiera a su bebé, este seguro tendría un ataque de pánico. Después de todo ¿Quién quisiera ver al que casi te causa un aborto? Por supuesto que nadie.
Wang Lian se quedó un tiempo más charlando con Yibo y Zhan para luego marcharse. Minutos después una enfermera les informo que le harían un chequeo a Zhan, y si todo estaba en orden lo podrían dar de alta. El doncel al escuchar esto no pudo evitar ponerse ansioso, después de todo el quería regresar a su lugar seguro, el cual era su hogar, sabía que ahí nadie podría hacerle daño.
Tal y como la enfermera había dicho, minutos después llegó una doctora que empezó a chequear a Zhan bajo la vista de Yibo.
— Todo esta en orden – informó mientras hacía algunas anotaciones – tu ropa esta ahí – explicó señalando una mesa con todas sus pertenencias – Usted venga conmigo para firmar el alta – le dijo la doctora a Yibo, el cual asintió.
— Vuelvo en un momento – dijo mientras seguía a la doctora.
Zhan se dirigió hacia la mesa, tomó su ropa y la colocó en un bolso que habia traído anteriormente la Señora Wang, luego empezó a quitarse la bata y tomó la ropa que igualmente fue traída por Wang Lian, para luego ponérsela.
— ¡¿Ahora estarás feliz verdad?! – de repente se escucho en la habitación.
El embarazado reconoció lo voz y se giro lentamente mientras abrazaba protectoramente su vientre.
— T-Tu...¿Q-Qué haces aquí? – preguntó alejándose poco a poco del hombre frente a él.
— ¿Qué hago aquí? – preguntó molesto – ¡Por tu maldita culpa Yibo no esta conmigo, si no fuera por ti y ese bastardo! – grito señalando el abultado vientre – ¡Yibo debía ser mío! – grito para luego abalanzarse hacia Zhan.
— Debí suponer que no eras de confiar – hablo Yibo molesto – Wen Han – termino para mirar al doncel con odio.
