Eres paz (parte 2)

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Canon divergencia

Spoilers del manga

Ligero AU

A fin de cuentas, Armin también debía de morir. Y mentiría si dijera que no espero esté momento con ansias, cumplir al fin los veintiocho lo hizo feliz a su manera. Obvio que sentía tener que dejarlos a todos, le dolía tener que dejar el mundo que aún se reconstruia del gran retumbar, pero aún así no podía evitar sentirse un poco feliz, pues un mundo libre de guerras sin Annie no era realmente su ideal.

En la época en la que Annie estaba en el cristal lo había aceptado a medias pero porque, en alguna parte de su mente seguía teniendo la esperanza de que ella saliera de allí, había encontrado consuelo en mirar las facciones adormecidas de Annie y en contarle lo que se me pasa por la cabeza. Pero desde luego ver cómo ella literalmente se moría en sus brazos fue un mundo nuevo para él, seguía yendo a actualizarle lo que pasaba pero no era lo mismo ya que Armin sabía demasiado bien que Annie no iba a regresar, no había nada a lo que pudiera agarrarse.

No existía una razón para mantenerse cuerdo, ya que Annie indirectamente fue la persona que lo salvó de la locura con todo el asunto de Eldia, Marley, Paradise, el suero, Eren, entre otras cosas.

Fue la esperanza de pensar que la chica en el fondo lo escuchaba pues los titanes seguían siendo un misterio, incluso cuando descubrieron que no estaban solos en el mundo como habían creído por un siglo entero. Armin tenía la esperanza de que Annie en algún momento volvería, esa esperanza ya no existía, era prácticamente imposible. Y para colmo había vivido echándose las culpas, por ser un completo incompetente y no haberse dado cuenta antes que la maldición de Ymir no había desaparecido.

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—¡Ni se te ocurra volver a decir eso! — alterada, Mikasa le había gritado el día en el que se celebró el entierro de Annie — ¡No lo pienses si quiera!

Armin no respondió, lo que dejó a su amiga aún más alterada, pues lo conocía bien y ya se había imaginado que esto pasaría.

— No fue tu culpa Armin, no sabías que esto iba a pasar, no tenías forma de saberlo...

— Pero pude ser más precavido Mikasa... Yo... Pude haberla salvado y no solo a ella, Reiner y Pieck correr su misma suerte. Ni siquiera a ellos pude salvar.

Sin darse cuenta, gotas de rocío comenzaron a emerger de los ojos azules de Armin, lo que provocó que Mikasa lo estrechará entre sus brazos.

— Hiciste lo que estuvo en tú mano — aseguró Mikasa —. Le diste a Annie los dos años más felices de su vida y has conseguido tantas cosas en tan poco tiempo. Por una vez, siéntete orgulloso de ti mismo.

Armin se redujo a espamos e incluso comenzó a moquear sobre el hombro de su amiga.

— La extraño Mikasa — él correspondió a su abrazado, Mikasa siguió sosteniéndole —. Sin ella nada tiene sentido, yo...

Pequeñas Historias | Aruannie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora