Tentación

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Compatible con lo canon

Sin spoilers del manga

Otra noche sin poder dormir, quedándose con sus ojos abiertos hasta el alba por culpa de la dichosa culpa que la poseía por dentro. Annie se veía como si estuviera enferma de la blanquitud en exceso de su rostro, sintiéndose afatigada y con las articulaciones débiles. No era para menos, desde hacía semanas que no podía dormir, es decir, nunca pudo descansar como lo haría una persona normal. En cambio, estas últimas semanas fueron un completo caos para ella, y no era para menos, después de todo dentro de pocos días, el día después de su graduación, iban a romper la segunda muralla. Con ella mucha gente inocente moriría, y entre esas miles de personas había quienes se habían ganado un pedacito de su cariño. No quería hacer esto pero, de otra forma no volvería a casa con su querido padre.

La siguiente noche a esa, tampoco fue diferente, no pudo pegar ojo en absoluto. Simplemente cada vez que cerraba los párpados imaginaba como toda esa gente a la que conoció y a la que, quiso o no se hizo cercana le causaba terror. Se preguntó por cuánto podría soportar la culpa sin volverse completamente loca.

Harta de su situación, decidió salir a pasear por el campamento — teniendo cuidado por no ser descubierta, obviamente —, salió de su habitación por la ventana y se encaminó hasta el bosque, o esa fue su idea inicial, ya que cuando pasó cerca de la biblioteca enfocó a una figura en medio de la oscuridad que la asustó. Annie se escondió antes que la sombra pudiera percibirla y agudizó su visión, solo para quedarse perpleja por lo que veía. ¿Ese era Armin trucando la entrada de la biblioteca? ¿Qué diablos?

A pesar de haber pasado el susto y que ya tenía libertad absoluta para moverse por el ambiente silvestre, Annie sentía curiosidad, es decir, nunca se imaginó a Armin del tipo que entraba en una instalación sin permiso y encima forzando su entrada. Fue intrigante para ella, o al menos, eso fue lo que se dijo a si misma mientras lo seguía con sigilo. Una parte que yacía adormecida en el fondo de su mente sabía perfectamente el porqué de su accionar, a decir verdad quería aprovechar cualquier oportunidad que se le presentase para acercarse al chico de mirada oceánica, en cambio eso nunca lo admitiría en voz alta. Ni siquiera su mente lo admitía.

Annie camino con sigilo, procurando que las tablas de madera endebles no delataran su presencia y tuviera que explicar de forma muy patética porque lo estaba siguiendo. Vio como el niño rubio se metía en la sección que supuestamente tenían prohibida los reclutas, Annie arqueó las cejas y aceleró la marcha para observar que libro prohibido escogería el cadete rubio. Se posicionó al lado de Armin y bufó divertidas sin poder evitarlo, solo él podría hacer algo así.

— No pensé que te fuera eso de romper las reglas — dijo ella con sarcasmo —, mírate, cogiendo libros que supuestamente no tenemos permitido leer, eres realmente un temerario.

Al inicio, Armin se sobresalto al escuchar la voz de Annie, temiendo que hubiera alguien más allí pero rápidamente se relajó y me regaló una invisible sonrisa a su amiga en la oscuridad.

— Yo tampoco lo pensé, pero ya lo ves Annie, sin actos de osadía de vez en cuando la vida no sería divertidas en absoluto, ¿No lo crees?

— Y tenías que asaltar una biblioteca, ¿En serio Arlert? ¿Una biblioteca? — Annie rodó los ojos.

Pequeñas Historias | Aruannie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora