Me encuentro en la estación de autobuses esperando la llegada de mi amiga. Según nuestras charlas de estos últimos días su vuelo debió llegar a Reino Unido esta mañana y el ómnibus que la traería hasta Inverness debe de llegar en cualquier segundo. Paseo de un lado a otro de la terminal mirando mi reloj una y otra vez para comprobar cuantos segundos han pasado. La visita de Melody será como anillo al dedo, una gran oportunidad para desahogarme de los pensamientos que no me permiten pegar ojo desde que sucedió lo de Dean hace ya poco menos de una semana.
No voy a mentir, lo que pasó entre la Bestia Parda y yo sí cambió por completo nuestra relación, pero no podemos decir que esto fuese para mejor, todo lo contario. Los primeros dos días le evité; luego, cuando volvimos a reunirnos para trabajar hicimos exactamente eso, trabajar. No hablamos de lo sucedido y por el momento yo lo prefiero así; no obstante, el hecho de evitar el tema ha provocado que el ambiente a nuestro alrededor se vuelva más tenso, incluso los sarcasmos y tontas peleas que reinaban entre ambos han desaparecido.
No me gusta nuestra relación actual, pero tampoco me siento lista para tener una charla sobre todo esto. Además, a donde se supone que se encamine nada... ¡Yo me voy a marchar luego de todo! Y para ser sincera, tampoco creo que un follamigo sea lo que necesito en estos momentos.«¡Mierda! ¿Por qué tuvo que complicarse tanto todo?»
Vuelvo a bajar la vista a mi reloj, es desesperante tener que esperar tanto. Debí confirmar bien el horario en el que venía el ómnibus antes de llegar a la estación; lo bueno es que no debe faltar mucho. Respiro hondo y decido calmarme, por lo mínimo debí traer un libro para matar el tiempo, aún tengo algunos de los libros que me llevó Sarah cuando estaba enferma y no me vendrían mal para una ocasión como esta, también pude haber traído el antiguo diario de Lilian, esa vieja y polvorienta libreta es una de las pocas cosas que me distrae últimamente. Me siento en un pequeño banco que está cerca con la intención de matar el tiempo.
Suelto un largo suspiro cuando una gruesa voz a mi espalda me provoca un sobresalto.
—¿Cansada o aburrida?
Giro para encarar a un hombre bajo, de abundantes cabellos blancos y de edad avanzada. Ya nos hemos conocido antes, sin embargo, debido a todas las compras que estuve realizando ese día y a las continuas peleas con Dean no me había fijado tanto en el como ahora. Sus ojos son de un tono verde claro, tanto su mentón como sus pómulos están bien marcados. A pesar de las arrugas de vejez que surcan su piel puedo suponer que en el pasado debió ser un hombre bastante atractivo. Le sonrió a modo de saludo.
—Más bien ansiosa, hola Momo. —Me tenso un poco preocupada de repente—. No te molesta que te llame así ¿Cierto?
No conocía su nombre y le he nombrado del mismo modo que le dicen Sarah y la Bestia Parda, sin embargo, ellos se conocen desde siempre, yo apenas soy una recién llegada, va y se siente incómodo. Para mi alivio Momo muestra una amplia sonrisa y se sienta a mi lado.
—Hagamos un trato—sugiere—Yo te hago compañía y tú puedes llamarme Momo.
Sonrío y asiento, por lo menos conversar con el dueño de la ferretería provoca que no me sumerja en mis pensamientos conflictivos hacia Dean mientras espero a Mel. Es por ello que me niego a volver a caer en el silencio.
—¿Está dando un paseo? —No puedo evitar preguntar y Momo niega.
—Espero a mi hijo, ha pasado una temporada en Londres y hoy regresa a casa ¿Y tú?
—A una amiga, quiero decir, espero a una amiga que viene a verme desde Los Ángeles.
—¿Cómo va Mystic House? Dean me ha contado que han logrado buenos avances. —No puedo evitar tensarme un poco y bajar la mirada al suelo cuando escucho el nombre del moreno. —Me alegro que hayan decidido trabajar juntos, no es un mal muchacho y sé que te podrá ayudar de las mil maravillas.
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¡Oh la la con el Highlander!
RandomSi te gustan las historias de emociones fuertes, grandes locuras y con protagonistas decididos, con sus amoríos y desamoríos, sus ironías y mucho humor busquen una silla y prepárense para leer. Mi nombre es Annie Hoover y esto no ha hecho más que in...