Extra 1

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11 meses después del epílogo.

Miro mi reflejo en el espejo a la par que Melanie termina de dar los últimos toques a mi peinado. Siento mis ojos llenándose de lágrimas al rememorar todo lo que ha sucedido desde que llegué a Escocia, no solo encontré a un hombre que me hizo volver a creer en la pasión, sino que, además de ello, fue un viaje de autodescubrimiento; de volver a hallar la paz conmigo misma y darme cuenta de lo mucho que valgo, de salir adelante sin miedo y luchar por las cosas que me importan. También en esta mágica tierra de aventuras y hermosas historias he conocido a los verdaderos amores de mi vida, Megan y Matty, mis queridos gemelos.

Los niños apenas nacieron hace dos meses y medio, sin embargo, han sido la alegría de la casa desde el mismo momento en el que anuncié mi embarazo hace tiempo atrás. Dean no ha dejado de atender mis necesidades en ningún tiempo del embarazo, siempre dispuesto a satisfacer cualquiera de mis antojos en comida sin importar el horario que fuese, mirando todo en retrospectiva siento un poco de pena por el pobre hombre cuando salía tarde en la noche de la casa a buscar suministros de frutas y chocolates. Aún recuerdo el día del parto, jamás se borrará de mi mente ese instante, Dean estaba tan nervioso que casi amenaza al doctor con pegarle; gracias a Dios Nathan había estado ahí y ayudo a controlar a Dean, el hombre pasó por algo parecido poco antes cuando Mel tuvo a su bebé también.
Luego de ese día todo ha ido a mejor, Dean siempre preocupado por mi condición o la de los bebés, poniéndose nervioso cada vez que lloran o despiertan en medio de la noche. Tal como predije cuando lo conocí el hombre está siendo un maravilloso padre.

—La novia no debería llorar el día de su boda, arruinarás el maquillaje y debo decir que estás hermosa —susurra con suavidad Melanie en mi oído y no puedo evitar sonreír más.

Acepto un pequeño pañuelo que mi amiga me ofrece y lo paso con suavidad por las comisuras de mis ojos.

—Toda novia debería tener derecho a llorar en su boda, se supone que es un día muy especial.

—Y lo será aun más cuando cruces la puerta y del otro lado veas a tu Highlander y a tus dos pequeños. —Melanie aparta el pañuelo y luego extiende una de sus manos hacia mí para ayudarme a ponerme en pie—. Es hora de salir Annie.

Acepto la ayuda de mi amiga y me pongo en pie; los pliegues blancos de encaje de la falda de mi vestido caen al suelo rodeando mi cuerpo e impidiendo que mis piernas queden a la vista, la parte superior de la prenda posee mangas largas, pero conforman un corte de corazón en el área del pecho, el resto muestra la piel de mis brazos y mi espalda justo por debajo del transparente encaje con detalles floreados. Camino con suavidad y justo en la puerta puedo apreciar la figura de Momo esperándome, a pesar de su sonrisa puedo apreciar las lágrimas secas en sus mejillas y la emoción crece en mi cuerpo cuando el hombre mayor, que se ha convertido en un padre para mí y un abuelo para mis pequeños me abraza con alegría.

—Estás hermosa mi niña, —Besa mis manos con suavidad antes de enganchar su brazo al mío—. Es hora de salir pequeña, creo que tu futuro marido está teniendo un ataque de ansiedad en el altar, por lo visto nadie le informó que las novias siempre llegan tarde a la ceremonia.

Ambos reímos por lo bajo y debo de admitir que Dean no es el único nervioso, es como si mi corazón no pudiese dejar de latir en este mismo instante; tengo todo lo que deseo y soy feliz. Dean tenía razón, demostrar mi éxito al mundo no es lo importante si no puedo ser feliz con ello, ahora es como si viviese en mi propio pedazo de universo y jamás me he sentido mejor en mi vida. Melanie me da un ramo de claveles blancos antes de salir primero de la habitación y encontrarse con su marido y su hijo. Momo aprieta aún más mi mano y me sonríe.

—Me siento orgulloso de ti, ¿estás lista?

—Lo estoy.

Con esas cinco palabras puedo escuchar la marcha nupcial a lo lejos y comenzamos a salir de la casa. Estamos celebrando la boda en el viñedo de Dean, todo preparado y decorado de flores blancas exactamente para este especial día, pequeños bancos en madera natural están regados por la zona con algunos de los invitados sentados en ellos, incluso los padres de Dean vinieron a nuestra boda; desde que estamos juntos mis suegros viajan más seguido de Italia a Escocia para pasar tiempo juntos, principalmente ahora que son abuelos; arcos de flores marcan el camino que debo seguir iluminados por pequeñas guirnaldas amarillas que solo acrecientan su luz natural con el atardecer del paisaje de las Highlands y, debajo de las mismas, una alfombra de pétalos blancos se riega por el suelo marcando el camino hacia el altar. Al final del mismo, puedo ver a Dean parado, incluso desde la distancia noto el brillo de emoción en sus ojos cuando nuestras miradas se chocan.

Justo como me prometió va vestido al igual que el día que acordamos mantener una relación de negocios y comenzamos el acercamiento mucho más personal; siempre me encanta verlo en traje tradicional escoses, pero el día de hoy es mucho más especial dado que significa mucho para nosotros, es como nuestro propio chiste privado. Dean lleva un Kilt de cuadros verdes, azules y negros, también lleva el sporran de color negro y cadena plateada colgado a un lado de su cintura y, por último, pero no menos importante, la chaqueta negra con una pajarita en el cuello. Junto a Dean se encuentran en sus cochecitos Megan y Matty riendo y haciendo gorgoritos hacia las luces que brillan sobre ellos.

Habíamos acordado realizar la boda luego de su nacimiento, la principal razón, Dean estaba demasiado preocupado por el embarazo y mi recuperación. Los niños llevan trajecitos a juego de panditas, un regalo sorpresa que me dio mi muy pronto futuro esposo el día que nacieron y no pude sentirme más feliz por ello. Ambos niños tienen cabellos marrones y se parecen bastante a Dean, sin embargo, el tono aguamarina de sus ojos es igual al mío, los gemelos son una mezcla exacta de ambos; junto a los cochecitos de los niños Duncan se mantiene sentado como todo un perro guardián, rol que el mismo se ha dado hacia los bebés, como si comprendiera que la familia ahora es mucho más grande.

Finalmente, llego junto a Dean, se ve sonriente y feliz. Momo me da un beso en la mejilla antes de dejar mis manos sobre las de la Bestia Parda y mirarlo de forma autoritaria.

—Más te vale cuidarme a mi chica hermosa.

—No me atrevería a hacer otra cosa que no fuese eso. —Los ojos de Dean no abandonan ni un instante los míos y casi puedo jurar que vuelvo a sentir las lágrimas llenando mis ojos.

Nos giramos hacia el juez que va a casarnos y la ceremonia inicia. Sostenemos nuestras manos y nos miramos mutuamente a la par que el juez habla y predice la ceremonia. Por fin, llega el tiempo de los votos y del intercambio de anillos y Dean comienza. Habíamos elegido escribir nuestros propios votos para hacer de este momento aún más especial.

—Yo, Dean, te tomo a ti Annie, como esposa, amante, amiga. Como compañera de vidas y de aventuras, como mi Pandita. —Desliza el anillo a lo largo de mi dedo—. Me enseñaste a superar mis temores y a luchar por lo que amaba, me mostraste que era capaz de tener una familia; nunca fui un hombre que creyese en un mundo celestial, pero desde que estoy contigo es como vivir en uno; es por ello que prometo cuidarte y protegerte, no diré hasta que la muerte nos separe porque incluso en ese momento seguiré contigo, en nuestro eterno ahora, en nuestro propio universo.

La lágrima resbala por mi mejilla y tomo el anillo para comenzarlo a deslizar por la mano de Dean.

—Yo, tu Pandita, te tomo a ti Bestia Parda, para amarte en esta vida y en todas las que vengan; me enseñaste a creer en mí, a creer en nosotros, a que siempre estarías ahí para mi incluso cuando te llamaba en medio de la madrugada borracha y con preguntas indecorosas. —Escucho varias risas a nuestro alrededor y yo también sonrío—. Por todo ello prometo amarte y respetarte, en la salud y en la enfermedad, en riquezas y pobrezas; en el ahora y en la eternidad; los antiguos griegos decían que el ser humano originalmente tenía dos rostros, cuatro manos y cuatro piernas, que fueron separados y obligados a buscar su otra mitad, yo no tengo que buscar más…hallé a la persona que se convertiría en mi vida en el mismo instante en que caí a tus pies, literalmente, por las escaleras de una casa en ruinas.

Dean no espera las palabras del juez, me atrapa entre sus brazos y nuestros labios chocan en un emocional beso que ninguno de los dos está dispuesto a frenar. Los aplausos y los vítores estallan, pero ahora mismo, solo somos nosotros dos en el mundo.

—Te amo Pandita, ahora y siempre.

—Ahora y siempre, mi Bestia Parda.

¡Oh la la con el Highlander!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora