Me despierto con una sensación extraña en mi cuerpo. Todo parece diferente; los sonidos, mis pensamientos... oigo de lejos a varias personas hablar tranquilamente y cuando me fijo en donde estoy, una oleada de felicidad me invade. Salto de la cama como si fuese un niño pequeño y salgo de la habitación, bajo las escaleras y los ojos se me llenan de lágrimas al ver a toda mi familia reunida en el salón. Me parecen tan reales sus caras, sus gestos, que me niego a pensar que es un sueño pero lo ignoro, me siento tan feliz que me da la mismo. Me acerco a ellos y el primero en verme es mi hermano pequeño. Julen sonríe y viene corriendo hacía mí, me abraza y lo levanto por los aires estrujándolo contra mí y dándole un beso en la mejilla. Cuanto lo extraño. Lo dejo en el suelo y veo como mis padres se acercan y también, con lágrimas en los ojos, me abrazan. Me siento reconfortado y seguro entre sus brazos. Años sin verlos, sin sentir sus caricias, sin escuchar sus palabras... crecí en un orfanato, huérfano y con la peor compañía que un niño de dieciséis años pudiera tener. Y si esto es un sueño, esperaba que nunca terminase.
Mi tía, Ely, me sonríe desde donde está y yo frunzo el ceño, ¿por qué no se acerca a abrazarme? Quiero ir hasta ella pero algo me lo impide. Extrañado miro a mi alrededor para buscar aquello que hace que no pueda moverme de mi sitio, y de repente, me doy cuanta de que tengo los pies metidos dentro del suelo, bajo tierra. Abro mucho los ojos y un escalofrío me recorre toda la columna vertebral, mientras un sudor frío me cae por la frente. Entro en pánico, miro a mi familia y ellos solo me miran, como si fuera un completo extraño. Les pido ayuda, me agacho e intento sacar los pies del suelo pero me es imposible. Noto una presión en la punta de mis dedos y siento un intenso dolor en la planta de los pies. Empiezo a respirar entrecortadamente y ya casi ni puedo hablar. Mis padres y mi hermano permanecen de pie, inmóviles e impasibles hacía mí, pero mi tía no. Ella corre a mi lado, se agacha a mi altura y me ayuda de todas las maneras posibles. Siento desesperación, quiero dejar esto ya y me convenzo a cada segundo que mi sueño se ha convertido en mi mayor pesadilla.
Segundos más tarde, me rindo, cierro los ojos y hago una mueca de dolor. Ya ni siquiera puedo mover los pies bajo tierra, la presión es tan grande que empieza a subir por las piernas y ya no puedo ni siquiera mantenerme en pie. Veo a mi tía seguir luchando y golpeando el suelo. Suelto lágrimas al verla intentando ayudarme y simplemente, me rindo. Cierro los ojos y espero a despertarme en mi cama, en mi apartamento.
Sin embargo, todo sigue igual y ya confundido me pregunto si esto realmente es un sueño o una pesadilla. Doy un largo y fuerte suspiro y me inclino hacia delante. Reúno toda la fuerza que me queda y con un fuerte estirón de mis pies consigo que el suelo se parta. Saco los pies rápidamente y voy notando como, poco a poco, empiezo a sentirlos nuevamente. Entonces, con una sonrisa miro a mi tía pero ella no me ve a mí, sino a alguien que está detrás.
-Ya está aquí - me susurra y hace una mueca de miedo tan horrible que tengo que apartar la mirada.
Y entonces, lo noto. Una sombra aparece por detrás y una mano se posa en mi hombro derecho. Me doy la vuelta para ver quien es y... me despierto sudoroso, nervioso y con pánico irradiándome por los ojos. Me levanto de la cama rápidamente y enciendo la luz. Aunque fuera ya es de día me siento mucho más seguro con la luz prendida, y es que desde que era pequeño le tengo miedo a la oscuridad.
Empiezo a caminar por la habitación, me llevo las manos a la cabeza e intento calmarme como puedo. Esa pesadilla me ha afectado demasiado, ver a mis padres, a mi hermano y a mi tía vivos ha sido... demoledor. Y además, lo de los pies bajo tierra y la persona que estaba detrás de mí... eso ha sido aterrador. A lo largo de estos tres años desde la muerte de mi tía Ely, he tenido muchas pesadillas en las que mi familia aparecía muerta, o veía sus tumbas o, en caso de mi padre y de mi hermano, veía mi casa incendiarse una y otra vez. Pero esta noche ha sido totalmente diferente. Nunca había tenido este tipo de sueño, y después de haberme despertado, todavía tengo la sensación de que estoy durmiendo y sigo soñando.
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Drake
Teen FictionAlgunas noches no son tan malas y puedo recordar días en los que me acuesto y he podido dormir durante muchas horas sin tener ninguna pesadilla, simplemente soñando que estaba libre y fuera de este sitio, con mis padres, con mi hermano y con mi tía...