Al día siguiente me despierto con un dolor terrible de cabeza. Gruño y me destapo por completo, estoy sudando como un cerdo. Ni siquiera puedo abrir los ojos, pero aun así hago un esfuerzo y veo donde estoy; mi casa. Suspiro aliviado. Me siento en mi cama y hago un esfuerzo por recordar la noche anterior. Pero, aunque lo intente, lo único que recuerdo es hasta cuando Nadia y yo estuvimos en la cama de Steven. A partir de ahí solo consigo ver en mi cabeza imágenes sueltas de tres bolsas de drogas. Suspiro y me llevo las manos a la cabeza. Me quiero morir.
Me vuelvo a echar en la cama y cierro los ojos. Lo único que quiero es dormir durante todo el maldito día y no hablar con nadie... sin embargo, no sé si es el universo que me quiere joder pero, de repente, mi móvil empieza a sonar en algún sitio de la habitación. Maldigo en voz alta, jodiéndome en todo y en todos y me levanto a regañadientes. Quien quiera que esté al otro lado de la línea, ya tiene que tener una buena excusa para haberme hecho levantar de la cama.
-¿Qué? - replico de mala hostia cuando encuentro el móvil y descuelgo la llamada.
-Levanta tu culo de donde esté sentado y ven cagando hostias al gimnasio. Te quiero aquí en diez minutos - y cuelga.
Diego es como un grano en el culo. Me siento al borde de la cama y apoyo los antebrazos en las piernas, inclinándome levemente hacia delante. Me sigue doliendo la cabeza, sigo teniendo resaca, son las nueve de la mañana y voy a matar a cualquiera que me diga hola. Tiro el móvil en la cama y me levanto con mucho esfuerzo. Y mientras me doy una ducha rápida, sigo jodiéndome la cabeza con recordar que pasó anoche. No saber lo que hice me martiriza porque la última vez amanecí desnudo al lado de una chica y de Steven. Pero esta vez me he despertado en mi casa, en mi cama, con ropa y solo. Eso debe de ser algo bueno... o tal vez no.
Termino de ducharme y de vestirme con mi habitual ropa de gimnasio y me voy directo hacia allí. De camino intento que mi mente quede despejada y, poco a poco, la resaca empieza a desvanecerse. Al menos algo empieza a ir bien. Sin embargo, cuando llego al gimnasio, Mason está apoyado en una pared cruzado de brazos y mirándome. No le hago ni el más mínimo caso y paso a su lado. Justo antes de pisar un pie dentro, me agarra del brazo y me tira con fuerza hacia fuera. Lo que me faltaba.
-¿Qué coño quieres? - le espeto.
-Vaya, con que humor se ha despertado el chaval - me dice con una sonrisa.
-No tengo la paciencia necesaria para aguantar tus chorradas, Mason. ¿Qué quieres?
El rostro de Mason se vuelve serio ante mis palabras y se acerca muy lentamente hacia mí. Finjo no tener miedo ante lo que pueda hacerme, aunque por dentro esté muerto de miedo.
-Solo decirte que esta vez seré yo quien te parta la cara, y el que va a joderte bien jodido - dice y me escupe.
Da media vuelta y antes de irse me mira con un odio que, sin poder evitar, me hace estremecer. Me quito de encima la saliva de Mason con asco y entro al gimnasio. Todos los boxeadores están alrededor del ring conversando tranquilamente mientras Diego los mira a todos desde dentro del cuadrilátero. Me acerco hasta allí, no sin antes chocarme "accidentalmente" con Pol. Nos quedamos unos segundos mirándonos, ¿este que coño le pasa? Sus ojos destilan odio allá donde mira y no tengo la menor duda de que si boxeo con él, me va a meter unas hostias que mejor me hubiese quedado en casa. Así que me alejo e intento ignorar su intimidante mirada.
Cuando me acerco al ring, sin saber muy bien que pasa, Diego carraspea y todos los presentes le miramos. Al principio estaba serio pero luego, una sonrisa le adorna su cara y no sé si aliviarme o tener miedo por eso.
-Tengo una buena noticia que contaros - empieza diciendo y solo escuchar eso, sonrío - he hablado con otros gimnasios y hemos acordado hacer otro campeonato de boxeo - al instante se empezaron a escuchar vítores y aplausos, seguido de jadeos de excitación - pero - todos callamos enseguida - hay reglas nuevas. En primer lugar, habrá más gente, más boxeadores, por tanto tendremos que prescindir de alguno de vosotros y solo me han permitido que compitan seis de nosotros. En segundo lugar, deciros que os pongáis las pilas porque he visto a los otros que competirán y he de decir que son muy buenos. Y por último, divertíos y sobre todo, ¡a ganar!
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Drake
Teen FictionAlgunas noches no son tan malas y puedo recordar días en los que me acuesto y he podido dormir durante muchas horas sin tener ninguna pesadilla, simplemente soñando que estaba libre y fuera de este sitio, con mis padres, con mi hermano y con mi tía...