"-¿Y si te vienes a vivir a mi casa, Drake?"
Su voz suena demasiado nítida en mi cabeza. Su puñetera frase pulula dentro de mi mente sin intención de acallarse. Y lo odio. En lo más profundo de mi ser. Después de un año su decisión todavía me jode la existencia, y a él... a él no, a él ni tan siquiera le importa, se la suda completamente.
Hago puños con las manos y sin ningún tipo de guante, empiezo a golpear el saco lo más fuerte que puedo. Mientras sus frases siguen atormentándome.
"-Yo te ayudaré. Te metí en esto, así que voy a estar contigo. Pase lo que pase".
Pase lo que pase. Y una mierda. Derecha, izquierda, derecha, izquierda... mis puños impactan con el duro saco y un odio y una ira profundos empiezan, poco a poco, a emerger de mi interior. Una rabia primigenia que me consume.
"-Prometo no dejarte caer".
Muchas promesas que terminaron jodiéndose. Promesas que lo único que hacían era sentirme aliviado momentáneamente. Si hubiese sabido que él... imágenes aparecen en mi cabeza, y por mucho que quiera olvidarlas, olvidar su jodida cara, no puedo.
Uppercut derecho, gancho izquierdo, esquivo, patada, puño. Repito la secuencia una y otra vez hasta que mis nudillos arden y mi mandíbula cruje. Nunca nadie me hizo tanto daño como él. Nunca nadie me metió promesas maravillosas en la cabeza para luego arrebatármelas. Nunca nadie conoció mis mayor temores y jugó con ellos. Nunca nadie fue tan hijo de puta como lo fue él; Christian Allen.
Y solo pensar en su nombre... la ira estalla dentro de mí, tan y tan fuerte que de una patada desencajo el saco taladrado al techo. Y cae con un sonoro "puf". Aprieto mis puños mientras mi mirada se concentra en el saco, y cuando me miro las manos... están llenas de sangre, no solo de haberme clavado las uñas sino también de los puñetazos.
Dos segundos después, Steven me mira con ceño fruncido y señala en dirección al saco.
-Menos mal que no he sido yo.
En otro momento quizá me habría reído de ese absurdo comentario pero ahora... por mucho que quiera centrarme en olvidarlo mi cabeza no para de repetir una y otra y otra vez todas y cada una de las conversaciones que habíamos mantenido Christian y yo. Ese maldito hijo de puta no me va a dejar en paz en mi vida. Ojalá olvidarlo, ojalá olvidar todo lo relacionado con él.
-Será mejor que te calmes antes de querer pelearte con alguien, no vaya a ser que le arranques la cabeza - me dice Steven y me hace un ademán para que me siente en un banco.
Y sin rechistar lo hago. Y no me doy cuenta hasta que estoy sentado de que las piernas no paran de temblarme. Una sensación desagradable está instalada en mi pecho, y aunque consiga serenarme sé muy bien que no se va a marchar, no si él no lo hace.
-Podemos hablar si quieres. Se me dan mejor otras cosas, para que engañarte pero... dios, no me digas que vas a llorar.
Niego con la cabeza y, de repente, noto como una pequeña lágrima se acumula en mis ojos. La aparto antes de que alguien me vea así. Odio parecer un vulnerable de mierda... Mi pie derecho empieza a subir y bajar rápidamente, en un molestoso tic que sé que no voy a poder parar ni aunque quiera. Me paso las manos por mi cara y por el pelo mientras suspiro, y no puedo evitar pensar que esta situación me desborda. ¿Por qué cojones me ha tenido que llamar?
-Mira, no sé lo que te pasa pero últimamente me estoy haciendo una idea de cuan jodida tienes la vida, amigo. Y sé que esto - me señala - no va a ser lo último malo que te va a pasar, porque la vida es así, te lo arrebata todo sin que te des cuenta.
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Drake
Teen FictionAlgunas noches no son tan malas y puedo recordar días en los que me acuesto y he podido dormir durante muchas horas sin tener ninguna pesadilla, simplemente soñando que estaba libre y fuera de este sitio, con mis padres, con mi hermano y con mi tía...