Capítulo 15

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Duele en lo más profundo del alma, duele de un modo que no sé si voy a poder vivir con ello. Me duele tanto que ni siquiera me he movido en los últimos veinte minutos desde que he dejado de llorar. Mi mano tiembla suavemente en mi regazo, y me quedo mirándola, como si eso fuera lo único que me mantuviera atado a este mundo. Siento un enorme vacío dentro de mi pecho, donde debería estar el corazón. Pero es que todo me sale tan mal. Desde que perdí a mi padre y a mi hermano, siento que mi vida se ha ido cuesta abajo sin freno. Mi madre nunca lo superó. Y aunque no lo pretendiera, yo sentía que todo era mi puta culpa. Y más cuando ella se ahorcó delante de mí. Las pesadillas desde entonces fueron... brutales, por las mañanas casi ni podía respirar. Pero lo superé (o al menos eso creí), todo gracias a mi tía. Una tía increíble, que cuidó de mí hasta... ese fatídico accidente.

Suspiro profundamente y me llevo mis manos temblorosas a la cabeza. No creo que lo pueda superar nunca. Perder a cuatro personas muy importantes para mí de un modo tan siniestro y precoz. Perder a mi familia y creer que puedo seguir adelante, que hay gente a mi lado que me puede ayudar pero, la verdadera realidad no es esa. La maldita realidad es que estoy completamente solo, mis pensamientos son mi mayor enemigo, y por mucho que quiera olvidar, o dejarlo a un lado, no puedo. He caído hondo, muy, muy hondo, tanto que ni siquiera puedo ver la superficie. Y dudo en poder hacerlo en mucho tiempo.

Cierro los ojos fuertemente y me pierdo en esa oscuridad. Una oscuridad que ya empezaba a devolverme la mirada.

Siento que cientos de pares se ojos me observan, que sus miradas penetran tan al fondo que incluso pueden ver mi alma rota. Siento que me juzgan, y que cuando paso por sus lados, se ríen y me señalan con el dedo. Sin embargo, me giro y lo único que descubro es... que siguen a lo suyo; golpeando el saco de boxeo. Suspiro, y me quito de encima esos pensamientos negativos cuando entro al vestuario. Camino en silencio hacia mi taquilla, y la abro. Rebusco entre las cosas mis muñequeras y me las pongo, al mismo tiempo que escucho la puerta abrirse. Me tenso sin siquiera mirar quien es, pero no tardo ni cinco minutos en descubrirlo...

-Vaya, mira a quien tenemos aquí. Un asesino- dice Mason y la última palabra me atraviesa como un rayo.

Me quedo quieto, muy, muy quieto y trago saliva. Un asesino. ¿Eso significaba que Pol...? Ni siquiera termino de pensar esa frase. Y me obligo a encararme con Mason, el cual me está observando con una sonrisa de superioridad en ese estúpido rostro.

-¿Qué? ¿No vas a decir nada? - se ríe y su risa me da escalofríos mezclados con asco - ay Drake, ¿Cuándo empezarás a control tu ira?

Sé muy bien que lo que dice es para joderme, lanzarme esa pullita y que espere que me ponga de rodillas a suplicarle que me deje en paz. Pero no. Ya estoy harto. Cierro la taquilla y sin mirarlo, paso por su lado para ir a entrenar, cuando me coge del brazo con fuerza y me obliga a parar. Se acerca muy lentamente a mí y me susurra al oído:

-No vengas tocándome los cojones, Johnson. Estás muy jodido por lo que le hiciste a Pol, y no te creas que saldrás de rositas de esta. Porque te juro que lo vas a pagar caro.

Me suelta de un manotazo y se adentra en el vestuario. Y yo reanudo mi marcha y salgo de él. Sinceramente, no me pilla por sorpresa eso de que lo voy a pagar caro, ya sé muy bien que tiene intenciones de darme una paliza, solo que ahora será aún peor. Y solo deseo que me mate en el proceso. Suspiro y me voy directo hacía los sacos de boxeo, necesito desestresarme, y pegarle una paliza a un saco, me parece la mejor opción. Sin embargo, ni tan siquiera me doy cuenta de que alguien me coge el brazo para pararme. Solo noto un tirón y me paro en seco. Me giro y Diego está completamente serio, pero no está enfadado, sino lo contrario. Sus ojos me observan con un brillo que aún no logro descifrar. Me suelta y se cruza de brazos, y entonces, habla.

DrakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora