Narra Melissa:
Lanzamos todos el gorro por los aires, final y oficialmente ya estábamos graduados. Entonces nos dirigieron a todos hacia el gimnasio, el cual estaba decorado con globos y luces. Ya sabéis, típica decoración de final de curso de las películas adolescentes.
Todos entraron a toda prisa mirando hacia... Bueno hacia todos lados. Mientras yo me quedaba parada en la entrada mirándolo todo. Había demasiada gente a mi alrededor. Y la paranoia sobre brujos compinchados con vampiros para arrimarme la noche era cada vez peor.
- Si no te sientes preparada podemos irnos. - Me sugirió mi padre el cual se puso a mí lado.
- ¡¿De que hablas?! Tiene que disfrutar. Sé una adolescente normal por una noche. - Dijo Damon al otro lado.
Agarré a Damon del brazo y entramos al gran gimnasio.
- Vamos papá, no te quedes ahí. - Le dije añadiendo un gesto con la mano. - Además, creo que Vanesa de Literatura te está poniendo ojitos.- El rió y entró.
Empezó a sonar un canción muy movida por los altavoces y yo Bailén en la pista. Damon reía al ver mis patosos movimientos y yo me hacía la ofendida mientras reíamos.
- Eyy. ¿Cuántas graduaciones llevas ya unas treinta o cuarenta. - Dije como saludo al ver a Stefan.
- Más o menos. Perdí la cuenta en la 35.- Dijo riendo y abrazandome.
- Pues esta va a ser inolvidable. Tengo una sorpresita para tí. Pero tendrás que esperar. - Dije mientras iba a la zona de bebidas.
Y el momento tan temido llegó. Una canción lenta. Todos se pusieron por parejas y comenzaron a bailar como si estuvieran hipnotizados, y yo salía de la pista.
- De eso nada. Vas a bailar y vas a seguir pasandotelo bien. - Dijo Damon.
- Prefiero en otro lugar. Aquí hay mucha gente. - Dije mirándole a los ojos.
- Yo puedo arreglar eso. - Dijo él con una media sonrisa.
- ¿Qué vas a hacer Damon? No irás a...- Dije temiendo su respuesta, se que es capaz de matarlos a todos en menos de cinco minutos.
- Ti tranquila y cierra los ojos.
Le hice caso y cerré los ojos, noté como me agarraba y un ligero movimiento. Después la temperatura cambió hacía frío.
- Ya puedes abrirlos.
Abrí los ojos y derrepente ya no había nadie, solo estábamos él y yo. Pero esta vez en la azotea. Le sonreí y le besé. Saqué mi teléfono y puse una de esas canciones lentas y tristes/románticas. Y comenzamos a bailar.
El me llevaba, yo solo seguía sus pasos, consiguió que dejara de pensar, que me olvidará de todo lo malo y todos los miedos.
Sus ojos azules celestes y su esmoquin negro combinaban a la perfección con el cielo, el cual era de un azul muy oscuro, que tras unas nubes dejaba ver a la perfección la grandiosa luna. Blanca y brillante.
Cerré los ojos e inspiré profundo. Me sentía en paz y segura entre la noche, junto a Damon.
No voy a nombrara cuantas veces nos besamos en aquel momento perfecto.
Hasta que recordé que tenía algo pendiente.Damon me acompañó al gimnasio, en el cual la música ya era "normal". Agarré el brazo de Stefan y lo llevé a un aseo solitario.
- ¿Qué hacemos aquí? - Preguntó Stefan.
- Tengo algo para tí. Tu siempre has sido muy bueno conmigo y me has ayudado. Por eso quiero darte algo que deseas. - Dije extendiendole un mini frasco con contenido rojizo.
Él me miró sorprendido.
- Pero... No cumplí el trato que teníamos. - Dijo ojiplatico.
- Fue cruel. El trato era cruel. Esto no es un trato, es un regalo. Deseas una vida humana y feliz. Yo puedo darte la parte humana pero tendrás que hacer tú el resto. - Dije agarrando su mano y poniendo en ella el fresquito.
- Gracias... Muchas gracias. - Dijo susurrando y me dió un abrazo que por poco me parte los huesos.
Damon y Alaric miraban desde la puerta. Ambos acababan de llegar. Preocupados por si alguien me había secuestrado, pero al ver a Stefan se calmaron.
Stefan miró él frasco y sin pensarlo más lo bebió hasta el fondo de un trago. Y esperó algún síntoma. Cayó al suelo, pero aún estaba consciente. Su respiración aumentaba y parecía que se acababa de meter algún chute de alguna droga. Pero no, solo era cura.
Cuando el dolor desapareció se levantó.
- ¿Te sientes diferente? Hermano. - Preguntó Damon aún desde la puerta.
- Sí... Mis venas. Estoy de una temperatura normal, sin necesidad de cafeína o alcohol. Y la sed ha desaparecido. Ya no soy un destripador. Nunca más lo seré. Gracias por librarme de mi maldición Melissa, no sé cómo puedo recompensartelo.
Me cayeron unas lágrimas de emoción, había hecho algo bueno por alguien bueno. Las personas buenas merecen que les pasen más cosas buenas. Yo negué con la cabeza y mí padre vino a abrazarme.
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La hija de Alaric Saltzman ~ Damon Salvatore [ Pausada ]
WampiryMelissa, una chica llena de secretos que desconoce; pero se verán desencadenados por muerte de su madre. Ella se tendrá que ir a vivir con su padre el cual nunca antes había conocido, y junto con él descubrirá el poder de los sobrenatural. Un mist...