ROSÉ

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POV ROSÉ

Miro mi rostro en mi espejo lateral, sintiéndome un poco rara, menos arreglada que cuando voy a la escuela.

Pero a Lisa no le gustan los lujos, y no quiero estar hermosa o arreglada o hacer que tenga miedo de arruinarme.

Sosteniendo mi teléfono, camino hacia Mariette's, un poco antes para poder elegir la mesa. Los Santos no suelen venir aquí a mitad de semana, pero no quiero correr el riesgo. La quiero para mí.

El aire cálido acaricia mis brazos desnudos, mi estómago y mi pecho, todo lo que no está cubierto por mi camiseta mientras entro en mis vaqueros y chanclas. Puse algunas ondas en mi cabello con el rizador y un mínimo de maquillaje, con la esperanza de verme tan positivamente besable que no pueda esperar para tocarme.

-Siéntate en cualquier lugar -me dice la camarera de la cola de caballo y el pañuelo negro mientras entro-. ¿Puedo traerte algo de beber?

Agarra una bandeja de cangrejos y la lleva a una mesa.

-¿Dos Coca-Cola light? -pregunto-. Y una docena de ostras para empezar. Con condimentos, por favor.

Asiente una vez y avanzo por el comedor hacia el patio en la parte de atrás, el aroma de las flores me alcanza mientras me desvío entre los escasos comensales hacia una mesa situada al otro lado de un árbol.

Dejo caer mi bolso al suelo y me siento a la mesa de jardín de hierro forjado blanco, mi silla raspando contra el suelo de ladrillo. Las paredes blancas de la carpa ondean con la brisa, las ventanas de plástico se empañan con la humedad, y alzo la mirada cuando el árbol a mi lado llega más allá de donde debería estar el techo, el cielo lleno de estrellas.

La camarera deja dos bebidas y luego regresa con una bandeja de ostras en hielo y saco mi botella de agua de mi bolso, la destapo y al instante huelo el Patrón dentro.

-No empieces sin mí. -Oigo decir a alguien.

Sonrío y alzo la mirada, viendo a Lisa dirigirse hacia la mesa.

Pero mi corazón casi se detiene al ver su falda negra corta, piernas largas y doradas y tacones negros con tachuelas con una correa asegurada alrededor de sus tobillos, haciéndola parecer como si estuviera esposada a una cama. Sus tobillos son definitivamente un rasgo que extrañé. Uno de sus mejores. Tobillos fantásticos. Y pantorrillas. Y muslos.

Tacones. Nunca la he visto con tacones. Su camiseta de banda negra descolorida se ajusta alrededor de su cuerpo y la lleva atada en la parte posterior, dejando al descubierto su estómago, y no tengo ni idea de quién es Black Flag, pero ahora los amo.

Lleva lápiz labial rojo tenue, y su cabello está alisado y suelto a su alrededor.

Se para allí y, después de un momento, se ríe un poco. Me doy cuenta de que tengo la boca abierta. La cierro, mis ojos recorriendo sus piernas de nuevo.

Me levanto y la beso, permaneciendo cerca y oliendo su jabón, perfume y loción que se mezclan para tener este maravilloso efecto dentro de mi vientre.

-¿Nerviosa? -pregunto.

Sonríe.

-En el buen sentido. -Te ves increíble.

Se aleja y se sienta, y yo también, un rubor apareciendo en mis mejillas cuando la miro a los ojos. Todo lo que quiero hacer es tocarla y lo sabe. Ahora es solo cuestión de seguir los trámites hasta que termine mi brillante idea de tener una cita y podamos salir de aquí.

Nos sentamos allí por unos momentos, la incomodidad de "qué hacer ahora" cuando estamos acostumbradas a besarnos, tener sexo o pelear nos deja sin palabras.

My first love (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora