LISA

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POV LISA.

-Así que, estaba pensando -digo en voz baja mientras los estudiantes se dirigen al vestuario de mujeres-. ¿Podría cancelar las compras con Minnie y Yuna e ir de compras contigo en su lugar?

Rosé se sienta en el banco, poniéndose sus deportivas y atándose los cordones. Su hermoso cabello se mueve hacia un lado mientras se inclina en sus leggings negros y sujetador deportivo.

No contesta.

-¿Rosé? -insisto.

-¿Compras? -repite, sin mirarme a los ojos.

Me aprieto la coleta y miro a mi alrededor en busca de curiosos.

-¿Comprar el vestido para el baile de graduación? -le recuerdo. ¿Me ha oído?

Me mira a los ojos, como un ciervo atrapado en los faros.

-Oh, um... -¿Qué demonios le pasa? Anoche le envié una foto mía bien sexy, después de la tonta de mí con mi pasta, y no me contestó, y apenas ha hecho contacto visual desde que entramos en la escuela para nuestro entrenamiento matutino-. Uh... -Traga saliva, poniéndose de pie y evitando mi mirada-. En realidad, ya tengo mi vestido.

Tiene un vestido... De acuerdo, ¿qué significa eso? La miro fijamente, su lenguaje corporal está mal. ¿Qué demonios ha pasado entre ayer y hoy? ¿No puede ir de compras conmigo?

Lucho por encontrar mis palabras, pero me ve fijamente y me mira brevemente a los ojos.

-Dijimos que esto sería casual, ¿no? -dice, dejando escapar una risa -. La cita del fin de semana pasado fue suficiente riesgo por un tiempo, creo.

Suficiente riesgo...

¿Por qué no me mira? Tal vez pueda soportar ser un secreto por un tiempo más, pero no me gusta esta distancia que hay de repente. No soy un simple polvo.

Me giro y saco el teléfono de mi taquilla, agarrando también los auriculares.

-También me gusta pasar tiempo contigo fuera de la cama, Rosé.

Pero no quiere eso. O no está preparada para admitirlo.

Se acerca a mí.

-Lis...

-Olvídalo -Me hago a un lado y cierro mi casillero-. Jackson tenía razón. Siempre la tiene. Yo soy la estúpida.

Cierra su taquilla y pasa junto a mí, murmurando:

-Nos vemos en la ducha ahora.

-No -le digo-. Ya lo he olvidado.

Ya no voy a hacer esto. La mierda ha cambiado. Quiero ir al baile y quiero ir con mi puta novia. Eso es todo.

Camino en la otra dirección, pero alguien se desliza delante de mí, cortándome el paso.

-Hola -dice Yuna, llevando su bolsa y sonriendo mientras me mira de arriba abajo-. Tienes razón. El negro es tu color.

Me obligo a sonreír con fuerza mientras Rosé intenta ocultar su gruñido.

-Gracias -le digo.

Pasa junto a nosotras a la siguiente fila y Rosé se acerca.

-No quiero perderte, ¿bien? -susurra-. Solo dame una oportunidad. Todavía no estoy preparada. No estoy segura. ¿Y si esto no es real? ¿Y si es...?

La agarro por los brazos y la hago retroceder hasta las taquillas, con el tintineo del metal resonando por toda la habitación. Jadea mientras la miro con los dientes casi al descubierto.

Alguien se acerca a la esquina y miro a Momo.

-Lárgate. -Ella mira rápidamente entre Rosé y yo, y al final decide no involucrarse antes de desaparecer de la vista.

Presiono la palma de la mano sobre el pecho de Rosé, sintiendo el rápido latido en su interior-. Cuando el corazón late demasiado rápido, no bombea suficiente sangre al resto del cuerpo. Hace que tus órganos se mueran de hambre, que te marees, que no puedas respirar, que te sientas débil, que no puedas pensar... -Me sumerjo en ella, presionando mi frente contra la suya-. Yo te hago eso. Él no. Soy real.

La suelto, retrocediendo y esperando. Esperando cualquier cosa. Esperando un sí. Un no. Esperando a que se dé cuenta de que ama su vida conmigo y el hecho de que esté dispuesta a sacrificar lo bien que se siente me rompe el corazón.

Se queda ahí con la barbilla temblando mientras mira a la nada, con la agonía escrita en su cara.

-No puedo... -dice antes de encontrar la voz-. No puedo decirles a mis padres que soy gay. No puedo decírselo nunca. Ya no me verán de la misma manera. Los decepcionaré.

El dolor agita mi cuerpo mientras se vuelve borrosa en mi visión.

-No tienes que decirles que eres gay -susurro-. Solo tienes que decirles que estás enamorada de mí.

Por favor. Entiendo lo aterrador que es cambiar las cosas. Temer ser vista de manera diferente a los ojos de las personas que amas.

Pero se arrepentirá de no haber aprovechado esta oportunidad. Puede que me pierda, pero nunca dejará de ser quien realmente es, y algún día será demasiado para ocultarlo.

-Toma mi mano -murmuro-. Por favor, toma mi mano.

Pero lentamente sacude la cabeza, las lágrimas se derraman por su cara mientras se aleja.

Doy un paso.

-Rosé... -Sacude la cabeza, retrocediendo cada vez más-. Rosé, no hagas esto.

-Lo siento -dice, secándose las lágrimas.

Y lo pierdo. Golpeo mi mano contra las taquillas, en llamas.

-Maldita seas -gruño-. ¡Maldita sea! Te dije que te alejaras de mí, ¿no? Te dije que me dejaras en paz.

Sabía que esto pasaría. Siempre supe que era una maldita.

Solloza y yo me pongo en su cara.

-¿Por qué no me dejaste en paz, eh?

Pero no le doy la oportunidad de responder. La esquivo, salgo de los vestuarios y corro por la escuela, aún vacía, hasta salir del edificio y llegar a un par de kilómetros de distancia en cuestión de minutos. Mis pulmones se rinden, jadeo y me detengo, encorvada mientras intento respirar y detener las lágrimas.

My first love (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora