LISA.

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POV LISA.

Horas después, mis ojos siguen ardiendo.

Pero he dejado de llorar. No puedo creer que lo haya hecho.

Suena "Heart Heart Head" mientras sumerjo una perla tras otra en el pegamento y pego cada una en el corpiño. Hoy Lavinia tiene que hacer un recado en Miami, así que la tienda está cerrada, la música está a bajo volumen en el taller y yo estoy sola. Y agradecida por ello. No quería volver a casa justo después de las clases y no estoy de humor para tener que hablar con los clientes. No había encendido las luces cuando llegué después de las clases. Todavía llevo mis gafas de sol. No quiero ver demasiado.

Inhalo y exhalo, pegando perla tras perla, y todavía la huelo con cada respiración. ¿Por qué todavía la huelo?

¿Por qué sigo sintiendo su peso sobre mí como la otra noche cuando nos despertamos con sus padres peleando? Ella cabía perfectamente en mis brazos y no quería moverme de ese lugar, aunque se dirigieran hacia nosotros una docena de tornados o cayera una bomba. Habría muerto allí.

Jackson tenía razón. Nunca habría sido yo quien lo impidiera.
Odio este sentimiento. Odio que tal vez finalmente entienda un poco de lo que mi madre sintió. No quiero entender. Esa clase de desesperación es patética.

Cierro los ojos, apartando las lágrimas de nuevo, pero entonces oigo que la puerta trasera se cierra de golpe y parpadeo.

Levanto la cabeza de la mesa de trabajo a tiempo de ver a Loren entrar en la habitación. Mis músculos se tensan, Kai y otros dos de nuestra clase - Jimin y Sehun- siguen a Loren.

Todo en mi interior se tensa, alerta.

-¿Qué están haciendo aquí? -exijo-. Fuera.

Loren se acerca y me retuerzo en mi taburete, a punto de saltar, pero se inclina mientras los demás toman posición alrededor de la mesa.

Lo fulmino con la mirada.

-No me toques.

-Nunca te tocaré a menos que tú lo quieras -dice en voz baja-. Y querrás que lo haga.

Miro a los chicos, el sol está bajo en el cielo fuera de las ventanas y saco mi teléfono del bolsillo de mis vaqueros, pulsando.

-Voy a llamar a mis hermanos -le digo.

-Hazlo -responde él-. No estás en peligro. -Lo miro a los ojos-. Supongo que nunca he entendido a los violadores y a los drogadictos. -Se ríe con sus amigos-. ¿Qué gracia tiene ganar algo que tienes que robar? - Baja la voz, ronca-. Quiero cosas que no sabes que quieres darme. -Oh, por favor-. Bésame -dice-. Bésame y me iré.

¿Está drogado?

Me quita las gafas de sol y yo me alejo de un tirón.

-¿Has besado alguna vez a un hombre? -pregunta.

-¿Has besado alguna vez a una vaca?

Se ríe en voz baja como si yo fuera tan ingenua. ¿Cuántas veces me han hecho esa misma pregunta estúpida? Como si necesitara probarlo todo para saber con seguridad que no lo quiero.

Se acerca un poco más y aprieto la espalda contra la mesa, todavía con el teléfono en la mano.

-¿Sabías que mi padre va a tasar tus tierras hoy? -Lo miro fijamente -. ¿Sabías que sus planes incluyen la demolición del viejo faro? -pregunta -. Están construyendo cabañas en ese lugar.

Sus amigos se acercan, muy lentamente, y él levanta los ojos para encontrarse con los míos.

-¿Sabías que van a empezar a construir a finales de año? -se burla Loren. Se me hace un nudo en la garganta, pero no titubeo. Está mintiendo. Es demasiado pronto-. ¿Sabías que una estructura puede ser considerada un hito histórico y no puede ser destruida después de cumplir cien años? -me dice-. ¿Y mientras que follar para mí te hará conseguir a Mercutio, follar conmigo te hará conseguir una reunión con Raymond FitzHugh para impulsar tu petición de proteger el faro? ¿Y, en efecto, tu tierra? -Las esquinas de sus ojos se arrugan mientras me clava una mirada-. Follándome bien lo garantiza, de hecho. -Aprieto el teléfono en mi puño-. ¿Y sabías que...?

My first love (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora