My first love (Chaelisa)

LISA

POV LISA.

Un mes después.

Rosé pasa por mi lado corriendo y empiezo a cargar contra ella con mi palo, pero me detengo, rindiéndome.

-¿Quieres decirme por qué todavía estamos practicando? -grito mientras el equipo corre a nuestro alrededor-. La temporada ha terminado.

Se gira, corriendo hacia atrás mientras habla.

-Todavía tenemos novatos de primer año para entrenar este verano.

-¿Y por qué acepté eso?

-Porque haces todo lo que digo.

Guiña un ojo, una sonrisa malvada se extiende por su rostro y una sacudida golpea mi corazón como siempre lo hace al verla.

-En realidad, te prometió un masaje -agrega Jennie, corriendo junto a mí.

Seguida por Yuna.

-Uno de cuerpo completo.

Oh, sí. Ahora recuerdo. Me atrapó en un momento de debilidad.

Las chicas corren de un lado a otro, Rosé evitando un gol, y creo que va a extrañar esto. Ser capitana, me dijo, ha sido una de las mejores partes de la escuela secundaria, porque pudo pasar tiempo conmigo.

Lo recuerdo un poco diferente. Golpes corporales y entrenamientos adicionales y ella siempre acaparando la pelota. Pero seguro que está tratando de compensarlo. Mantuvo su palabra. Ha sido tan agradable.

Me abalanzo frente a ella mientras carga hacia mí y lanza la pelota a Jennie justo cuando Rosé me empuja al suelo. Aterriza encima de mí, sonriendo, pero me doy la vuelta.

La miro.

-No estoy segura de que no prefiera pasarlo en la playa en su lugar - digo-. Demonios, preferiría estar en un hidrodeslizador con Trace, cazando caimanes este verano, que sudando un segundo más en este campo.

-¿Por qué estuviste en el equipo? -responde, porque sabe que esto es lo último que quiero hacer con mi tiempo.

Pero ambas sabemos exactamente por qué aguanté esta mierda durante tanto tiempo y no fue porque el deporte se veía bien en mis solicitudes para la universidad.

Arqueo una ceja divertida, sonriendo un poco.

Sonríe como si no supiera que siempre estuve aquí por ella.

-Y la caza de caimanes no comienza hasta agosto -dice.

-Y él no va a cazar. ¿Es eso lo que te dice? - Jennie jadea a nuestro lado-. Simplemente les da malvaviscos y luego nos colamos en la casa flotante de Mark Chamberlain, bebemos su cerveza y tenemos sexo.

Gimo, apartándome de Rosé.

-Demasiada información, Jennie.

Me pongo de pie, levantando a Rosé después, y noto sangre en su rodilla. Va a llevar pantalón para el baile de graduación, de lo contrario estaría enojada por una rodilla raspada. Voy a ponerme un vestido de nuevo, pero esta vez es de seda fina, ajustado y no habrá ni una puntada de ropa interior debajo. Disfruto haciéndola sudar en público.

Poniéndome en cuclillas, tomo su pierna y uso mi camiseta para limpiar la sangre. Hay murmullos a mi izquierda y vuelvo la cabeza hacia las chicas del banco mirándome como cachorros mientras me ocupo de ella.

Niego. Algunas personas, como era de esperar, fueron idiotas cuando Rosé salió del armario, pero los defensores son más ruidosos, más fuertes y mucho más violentos cuando son testigos de una injusticia. Cualquiera que tuviera una mierda que decir pronto descubrió que era mejor guardarse sus estúpidos comentarios, a menos que quisiera ser inmortalizado en internet para siempre.