Capítulo I: El Día de mi Nuevo Comienzo y un Encuentro Singular

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--Todo lo que quieres lo puedes encontrar en la Ciudad Laberinto.

Mi Dios me dijo eso.

--Chicas hermosas, los Elfos que tanto te gustan, bellas Diosas... Incluso puedes tener un encuentro predestinado en el Calabozo. Si quieres ir, ve.

Estaba sosteniendo un libro sobre Héroes en mis manos en ese momento, comprendiendo las palabras de mi Dios.

--Si lo haces bien, puedes ganar riqueza y fama.

Él dijo.

--Sin embargo, seria irrelevante en las olas del tiempo. Así es como es.

Mirando al pequeño yo, no se rio ni se enojó, solo lo dijo con indiferencia.

--Debido a eso...incluso si niegas ser capaz de convertirte en uno, el destino podría convertirte en un grandioso Héroe. Si consigues la resolución, adelante.

Mi abuelo, de hecho, lo dijo.

--No confíes tu voluntad a los demás, ni a los Elfos ni a los Dioses. No pediré nada más.

Todavía recuerdo las palabras de ese Dios.

--No sigas ciegamente las instrucciones de otros. Decide por ti mismo.

Recuerdo la expresión en su rostro.

--Esta es tu historia.

La sonrisa que surgió del Dios era absolutamente inolvidable.

Guardare esas palabras en el fondo de mí corazón. Soy el último miembro de la <Familia Zeus> que todavía sigue con vida, y eso nunca lo olvidaré.

Volveré a Orario.

Es ahí donde el nuevo portador del Dragón Emperador Rojo comenzara su nueva historia.

―○●○―

--¡Hey chico, puedo verla!

*Clack, clack*

El sonido y el impacto de las ruedas sacudían mi cuerpo. Despertando de mí sueño, abrí los ojos.

Me había quedado dormido mientras abrazaba mis rodillas, pero después de escuchar la voz del hombre, me levante de un salto y saque la cabeza del carruaje que transportaba mucho trigo.

--......

Desde el carruaje que avanzaba por una colina, pude ver cierta escena.

Una gran ciudad rodeada de enormes murallas, así como una torre blanca que se elevaba en el cielo despejado.

Esta igual de magnifica que la última vez que pude verla. Parece como si no hubiera tenido ningún cambio significativo, aunque en realidad lo tuvo.

--Asombroso...

--¡Hahaha, todos los que ven Orario por primera vez reaccionan de esa manera!

Viéndome sonriendo de la emoción, el hombre, un comerciante, se rio alegremente.

A pesar de que en el camino hasta aquí siempre se podía ver si miraba hacia el cielo, la espectacular vista de la torre gigante seguía siendo la escena más emocionante.

La Ciudad Laberinto, Orario.

Era el "centro del mundo" donde se podía tener riqueza y fama.

Frente a esta ciudad, donde pase muchos buenos momentos con mi <Familia>, no pude evitar sentir escalofríos y sentirme conmocionado por dentro.

--Gracias por todo, señor. Seguiré desde aquí.

Después de perder a mi Dios, mi única familia, hace aproximadamente un año, decidí abandonar mi aldea natal y regresar una vez más a Orario. Le agradecí al amable comerciante que me trajo aquí y salí del carro de un salto.

Danmachi: El Aventurero DragonicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora