Capítulo XX: Hell and Hell

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La oscuridad superó la visión del hombre.

Los únicos sonidos que llegaban a sus ensangrentados oídos internos eran una mezcla sofocada de gritos humanos y aullidos de monstruos en un alboroto.

Los gritos provenían de todos los ángulos, había tantos ecos que era imposible discernir dónde comenzaba uno y dónde terminaba otro.

El hombre arrastró la parte superior de su cuerpo por el suelo, con los sentidos abrumados por el pandemonio que lo rodeaba.

Ambos ojos habían sido aplastados.

Lágrimas de sangre fluyeron detrás de los párpados cerrados mientras buscaba a tientas un abismo sin fin.

Todo lo que estaba debajo de su cintura había sido separado de su cuerpo.

Usando sus brazos para impulsarse hacia adelante, él se movió como una criatura casi muerta que había olvidado que una vez había sido un hombre.

Este era un cuerpo irreconocible. Gemía de dolor. Una conciencia en estado de agitación.

Él sintió un intenso calor.

Su garganta estaba tan seca que le dolía.

Incluso su mandíbula no se cerraría cómodamente.

Cada vez que se arrastraba hacia adelante, una parte esencial de él se derramaba desde su abdomen abierto.

El humano literalmente medio muerto no tenía idea de dónde estaba mientras avanzaba más y más en el Calabozo.

Un torbellino de dolor y sufrimiento desconocido para este mundo finalmente consumió su mente.

Cualquier persona normal ya habría muerto en este infierno. Pero el Falna con sus estadísticas en su espalda no le permitiría pasar fácilmente al siguiente reino.

Un nuevo sonido llenó sus oídos: era la cruda risa de los Dioses. Aunque no era real, podía oírlos riéndose de él, como si fuera un bicho raro para su entretenimiento. Incluso si esto era solo una alucinación el Calabozo sin salida lo atormentaba, no era más que una maldición.

La cólera y la ira llenaban las lágrimas de sangre que todavía brotaban de sus ojos. La voluntad de vivir aún no se había quebrado.

El hombre que odiaba todo lo que estaba fuera de sí mismo fue tragado por la desesperación de la que no había escapatoria.

El hombre no podía ir más lejos, perdido en un vasto océano de oscuridad.

Él se quedó completamente inmóvil, filtrando lo que quedaba de su sangre en el charco rojo debajo de él.

No había sonidos de personas, ni sonidos de monstruos. Sólo silencio.

Su cuerpo se puso frío en una esquina del Calabozo completamente aislado del resto del mundo.

*Slither*

Un sonido flotaba en el aire cuando algo se acercó al hombre al borde de la muerte.

Una singular raíz llegó hacia él desde lo más profundo del Calabozo.

Un brillo ricamente coloreado brillaba al final de su punta.

Este se deslizaba cada vez más cerca como si lo invitara a pasar al otro lado de la oscuridad. Envolviéndose alrededor de su cuerpo sin vida, este arrojó al hombre sobre su espalda.

El vívido resplandor desapareció en el pecho del humano sin piernas, con los ojos cerrados.

El hombre se despertó sobresaltado un momento después, los iris aplastados tomaron un tono amarillo verdoso.

Danmachi: El Aventurero DragonicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora