Intermedio: Un mal Presagio

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Numerosos gritos resonaron en el aire.

Los profundos y enojados gritos de los hombres se mezclaron con los agudos chillidos de las mujeres. Los rugidos feroces de innumerables monstruos ahogaban los sonidos de las botas de metal y cuero.

Ellos estaban inmersos en un laberinto que parecía haberse extraviado y haber terminado dentro de un árbol increíblemente enorme. Parches de musgo crecían en las paredes y techo, emitiendo una luz azul y verde que hacía que el entorno pareciera un habitad fantástico y virgen. Los Aventureros corrieron por los amplios pasillos del <Laberinto de los Arboles Colosales> con un ritmo frenético que no se adaptaba al paisaje agradable que los rodeaba.

Se podría decir a simple vista que su equipo demostraba que sus dueños poseían experiencia—las armas y la armadura claramente pertenecían a Aventureros de Clase Alta. Incluso manchadas con la sangre de sus enemigos, las armas deslumbraban brillantes y nítidas, como para mostrar el valor de sus dueños. La armadura que protegía sus cuerpos era muy parecida.

Ellos poseían habilidades que todos los Aventureros de Clase Baja se esforzaban por obtener. Pero ahora, ellos se estaban topando con una derrota en pánico.

Estos hombres y mujeres dieron media vuelta y huyeron de un inmenso enjambre de monstruos que haría que cualquiera cerrara los ojos del miedo.

--¿Por qué hay tantos...? ¡Demonios!

--¡Cállate y corre!

Los monstruos que avanzaban eran tan numerosos que su procesión llenó todo el pasillo.

Los miembros de una variedad de Familias, arrastrados juntos en este lío, llamaron a la retirada sin fijarse quien pertenecía a qué grupo. Se escuchó una cantidad notable de resistencia cuando las cuchillas cortaron la carne del monstruo y las rondas de flechas silbaron en el aire, pero la estampida los superó. Los pocos y escasos Aventureros que trataban desesperadamente de detener la imparable marea disminuyeron, mientras uno tras otro mostraban sus espaldas al enemigo y huían.

La horda se adelantó y cayó sobre un nuevo grupo que resultó estar en el camino. Sus gritos se agregaron rápidamente al pandemónium.

--¿¡Qué idiota atrajo a todos estos monstruos hacia nosotros!?

Avispones Mortales, Lizardsman, Ciervos Espada, Hongos Oscuros. Un Aventurero echó un vistazo al aterrador grupo de monstruos de los Pisos Intermedios y refunfuñó con la certeza de que fueron arreados—alguien había llevado a las bestias a este lugar y había dejado a este grupo para tratar con ellas. Todo el mundo podía decir, por la abrumadora cantidad de monstruos, que esto no podía ser un hecho natural.

La masa grotesca se estrelló en los pasillos como una ola inminente.

--¡Este Piso ha estado tan fuera de control...! ¡La tasa de encuentros es demasiado alta!

Este era el 24° Piso del Calabozo, el último nivel de los Pisos Intermedios.

Incluso los grupos acostumbrados a rondar por esta área no pudieron contener su miedo y gritaron a todo pulmón una vez que vieron un nuevo enjambre de monstruos que se acercaban desde otro pasillo contiguo. Los dos enjambres se fusionaron, formando el desfile más aterrador del mundo. Los espantosos aullidos de los monstruos rompieron en los oídos de los Aventureros, ensordeciéndoles a sus propios gritos en cuestión de minutos.

--¡Tienen a mi amigo!

--¡Alguien, por favor! ¡Ayúdame!

--¡Maldición!

Envueltos en el enjambre, los condenados aventureros llamaron a sus aliados mientras la infinidad de garras y colmillos los despedazaba. Los sobrevivientes corrieron, con los gritos de sus compañeros a sus espaldas. La visión de todos los monstruos empujándose unos a otros para acercar sus mandíbulas a su presa los obligó a sacarse hasta la última gota de velocidad de sus piernas.

Danmachi: El Aventurero DragonicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora