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♡ Reencuentro ♡

"Solo nos separamos para reencontrarnos"

(John Gay)

Draco escucha risas, se voltea y encuentra al mismo grupo de aurores que le aseguraron estar MUY ocupados como para atenderlo, carcajeándose café en mano. Curiosamente eso no lo molesta, de alguna forma se ha vuelto parte de esa rutina, además le habían explicado que había un evento en el ministerio y casi todo el personal de aquel departamento estaba ahí.

Después de los juicios en su contra en el Wizengamot, Draco y su madre tienen que presentarse al departamento de aurores y estos tienen que revisar su varita para saber que hechizos han ocupado por un determinado periodo de tiempo, claro que los magos no desaprovechaban la oportunidad para recordarle que no era bienvenido, y claro que las fechas en las que tiene que ir nunca coinciden con las de su madre, pero después de casi 4 años de hacerlo, te acostumbras o te adaptas.

Regresa su vista al enorme libro de leyes mágicas que llevó ese día para distraerse, suspira ¿en que estaba pensando al meterse a estudiar una segunda carrera, apenas a un año de que entrara a la primera?, pronto tendría exámenes de derecho y en economía ya le habían advertido acerca de unos laboratorios que tendría que entregar. Vamos, el Draco del futuro te lo agradecerá; sonríe ante el pensamiento.

Con todo el mundo mágico odiándolos y su padre siendo condenado a Azkaban de por vida; nada había sido fácil, por lo que su madre y él decidieron que se irían de Inglaterra y una vez que todo estuvo listo se mudaron, él estudiaba en la Francia mágica. Ya llevaba 3 años lejos de su hogar, sin embargo ese tiempo lo había aprovechado para poder encontrarse a si mismo, aceptó alejarse de Inglaterra porque necesitaba crear una distancia, poder visualizar más ampliamente su propia identidad, pensar lo que necesitaba realmente a partir de ahí y trabajar en ello.

Y funcionó, a esas alturas Draco había pasado por el viaje de sanación que necesitaba, logrando aceptar que su destino era suyo, y que desde ese momento era él quien elegía, por mucho tiempo intentó ganarse el favor de las personas a través de la crueldad, ahora buscaba y luchaba por recuperar el honor de su familia a través de amor y compasión, por más cursi que sonara.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por un peculiar aroma, un dulce aroma a menta, levantó la cabeza y vio salir a los 3 alfas que estaban ahí, decidió ignorarlo y seguir en lo suyo; sin embargo los gritos que siguieron a eso le dijeron que algo no estaba bien, Draco se paró y salió corriendo, quizás un omega entró en celo, los instintos eran traicioneros, aquellos alfas.... ¿Acaso ellos...?

El olor, que se hacía cada vez más penetrante lo llevo a la sala continua y ahí paró en seco; no se equivocó, un omega entró en celo pero... los gritos no habían sido de él. Harry Potter estaba en medio de un cuarto en donde había archiveros y escritorios, precisamente se encontraba sentado, recargado en uno de ellos, abrazaba sus rodillas; en esos momentos le apuntaba con la varita, su mirada era firme, pero el resto de la apariencia era una visión que según el criterio de Draco definitivamente se podía clasificar como sexy.

Verde y gris chocaron, Draco se sorprendió al notar que ver a Potter no había provocado esa chispa de enojo o repudio que usualmente le aparecía en la boca del estómago cada vez que se encontraban, sonrió ante el pensamiento y luego regresó a la realidad; Draco observó alrededor, 4 alfas inconscientes, probablemente el primero de ellos había estado con él cuándo inició el celo; pero es que a quien se le ocurría intentar atacar al omega que mató a un alfa, que nadie más pudo a sus míseros 17 años.

El olor se intensificó mucho más, ofreciéndose; sin embargo la mirada del moreno no expresaba lo mismo. Draco lo pensó por un momento, tomó una decisión y sin hacer movimientos bruscos se acomodó la capa a forma de que esta le tapara la nariz.

CENIZAS INSEPULTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora