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Nos odia, ya no nos quiere, no nos perdonará por lo que pasó; Harry sacudió su cabeza y trató de despejar aquellas ideas de su mente. Se encontraba juntando algunas cosas y productos para Draco, este se quedaría en la habitación contigua, se habían dividido el alfa estaba poniendo las sábanas y todo eso para la cama y él le llevaría las cosas que sabía ocupaba.

Escuchó un leve toque en la puerta- ¿necesitas ayuda?- el alfa lo miraba de forma apenada, además Harry noto que se quedó al margen de la puerta, lo cual lo hizo enojar ¿Qué creía él estúpido?, ¿Qué si entraba le brincaría encima?, se limitó a negar con la cabeza y una vez sintió que ya estaba todo le entregó una pequeña maleta.

-Alguna de tú ropa se quedará aquí porque es demasiada para cambiarla, en la maleta va todo lo que sentí te era indispensable- estiró la maleta y el alfa la sostuvo.

-Gracias- contestó simplemente y se fue cerrando la puerta tras de sí, Harry empezó a sentir nostalgia, tristeza, dolor por todo el cuerpo, náuseas y para rematar su marca dolía. En el tiempo que llevaban casados sería la primera vez que dormirían separados en su propia casa, y su omega no dejaba de quejarse, quería al alfa.

Observó su cama, el nido que había hecho con anterioridad ya no estaba, sus amigos limpiaron la casa para la llegada del alfa, no dejaron nada que pudiera darle la más leve idea, tal como lo dijo Hermione tendría que decírselo, pero lo haría más adelante cuando las cosas estuvieran calmadas.

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Volvió a girarse, esta vez boca arriba y al ver por la ventana que el sol ya había salido decidió que no iba a volver a dormir, lo mejor era levantarse; Draco miró la hora, si esa noche logró pegar el ojo unas 3 horas había sido bastante, sentía el olor añorante de Potter. Su instinto se la pasó torturándolo toda la jodida noche, bien sabía que tal vez las decisiones que estaba tomando no lo hacían el alfa del año, pero era comprensible ¿no?

Durante la estancia en el hospital de una u otra forma Potter fue sumamente atento, además si bien no estaba seguro de tener sentimientos de amor hacia el omega, si recordaba tener un agradecimiento enorme por él, recordaba cuando lo salvó de las llamas en la sala de los menesteres, recordaba cuando dio su testimonio y cuanto ayudo eso para sus juicios; él podía ser muchas cosas pero no un malagradecido.

Se dio una rápida ducha para después arreglarse y salir de la habitación en la que estaba, bajó al piso de abajo y una vez ahí se quedó parado en el medio sin saber muy bien que hacer, la noche anterior Potter le dijo que no tenían a ningún elfo domestico; ellos mismos se hacían cargo de absolutamente todo, después le dio unas sábanas, que tras intentos e intentos de ponerlas sin éxito, terminó usándolas como si fueran más cobijas.

El ruido en la cocina llamó su atención y se sorprendió al encontrar a Alnair y a Potter adentro, el omega estaba cocinando mientras que el pequeño parecía ordenar un plato y algunos cubiertos en la barra; sin tener muy claro para donde moverse decidió ir junto al niño.

-Buenos días- habló recibiendo la misma respuesta de parte de Potter, no a si de su cachorro que concentró sus ojos plata en él, para luego hacerle un gesto con la mano pidiendo que se acercara.

-Tú no te sientas- afirmó bajito.

-¿no?- el infante le hizo señas con la cabeza en dirección a Potter- yo no cocino- afirmó, en su vida había tenido que mover un solo dedo para los deberes del hogar.

-Estas con él, usualmente papi Harry te da algo para que le ayudes y eso es bueno porque así te entrena.

-Draco frunció el ceño- ¿me entrena?

CENIZAS INSEPULTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora