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-Un estúpido ciervo- Draco volvió a protestar, es que era simplemente humillante.

-El Draco de antes del accidente te habría roto los huesos solo por decir eso- comentó su madre divertida, ambos estaban en la habitación principal, el alfa necesitaba más ropa así que para evitar molestar continuamente a Potter decidió ir por sus pertenencias, aquel día al igual que los otros llegó su progenitora y al enterarse se puso terca en ayudarle, lo mandó a su guardarropa para que escogiera las prendas y ella se encargaría de todo lo demás.

Escogiéndolas una joya cayó, cuando la tomó en sus manos la figura de un ciervo se reflejó, fue por esa razón que pensó que era del omega pero al enseñársela a su madre ella le contó que le pertenecía a él, que la joya reflejaba el patronus de la persona que lo tuviera en sus manos y entonces se enteró de la historia del suyo.

-Estuve practicando por meses... -se interrumpió, recordaba los meses que practicaba pero dada la situación quizás fueron años- quería ver el reflejo de mi personalidad y ahora resulta que nunca lo logré porque antes de verlo su forma cambió al patronus de Potter.

-Fueron años en realidad- concordó su madre- pero no pudiste hacer un patronus corpóreo, solo se veía una bola blanquecina pequeña pero rápida esto era porque los recuerdos que usabas no eran suficientes, tu patronus tomó esa forma por tus sentimientos hacia él.

-¿Dependencia emocional?- Una carcajada se escuchó por toda la habitación, Draco se sorprendió un poco su madre casi nunca se reía menos se carcajeaba.

-Suenas como yo hace mucho tiempo- él solo bufó se dio la vuelta para ver otras prendas y al intentar moverlas quedó frente a su reflejo, en algunas ocasiones solía olvidar que ya no tenía 18 y que todo en su persona había cambiado muchísimo.

Se quedó observándose un momento o quizás un largo rato, hasta que un aroma a manzana verde lo rodeó, su madre lo jaló lejos del espejo y lo envolvió en sus brazos como cuando era pequeño.

-No puedo creer que esta vida sea mía, siento como si estuviera en la piel de alguien más, se siente como si no fuera real.

-Esta es la vida que tú te creaste, trabajaste, luchaste por esto; la situación de este momento es solo un imprevisto en el camino.

-Madre me hablo con los Weasley... tú te hablas con ellos- dijo de forma más divertida de lo que quería.

-Te aman Dragón, cualquier persona que cuide y ame a mi hijo como ellos o como lo hace Harry; tendrá mi lealtad incondicional.

-Antes cualquiera diría que preferirías verme muerto- Comentó sin pensarlo demasiado, pero se arrepintió en cuanto sintió magia rodearlo todo y empezar a vibrar algo descontrolado, su madre se puso tensa, su olor se amargó y comenzó a hiperventilar lentamente.

Draco rápidamente intercambió de lugar con ella y ahora él la abrazaba, permitió salir sus feromonas para calmarla, primero intentó hablarle en tono suave pero al no ver avance uso su voz para ordenarle que se calmara.

Y ella se calmó, el alfa la llevó a la cama donde le ordenó que se sentara y que realizaran ejercicios de respiración juntos. Aquella situación era consecuencia del rompimiento del lazo.

Después de la guerra se dictó la sentencia para su padre, entonces tuvo que decidir si su omega se quedaba con su vínculo o no; la distancia jamás era buena en un lazo, pues significaba una muerte lenta pero segura.

Lucius no tuvo que pensarlo demasiado y rompió su vínculo. Narcissa como buena omega obedeció la voluntad de su pareja y pasó por todo el proceso mágico que aquello significaba.

El transcurso fue terriblemente doloroso, su madre a veces estaba bien, a veces no. Era una montaña rusa indescifrable, aun así la omega siempre mostraba determinación para no darle más preocupaciones. Cuando anunciaron el final de todo pensó erróneamente que estarían bien pero no fue así.

CENIZAS INSEPULTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora