Todo terminó

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Con toda la rapidez que pudo, Suki comenzó a correr en dirección hacia donde se encontraba Nara. Taro escuchaba sus pisadas alejarse y sonrió a más no poder porque sabía que no se rendiría jamás.

Hiroshi: ¿Se fue?

Taro: Si, aunque me preocupa que se lastime *se agachó para esquivar un golpe*

Hiroshi: No nos distraigamos y continuemos de una vez.

Su pierna derecha comenzaba a dolerle bastante, aún habían partes que no cicatrizaron por completo, en su camino sobrepasó a algunas demonesas que iban a pasó lento, sólo le quedaba cincuenta minutos para que todo acabe, las palabras de su hermano fueron suficientes para motivarla.

Cayó varias veces en la trayectoria pero se levantó a pesar de que su pie la estuviera matando. A tan solo cinco metros vio a Nara la cual tenía un rostro de preocupación.

Nara: ¿¡Porqué estas en entrenamiento!?

Suki: *agitada* Debo sobrepasar a-a mis límites.

Nara: Ten cuidado con lastimarte *le entregó los barriles* faltan treinta minutos, date prisa.

Suki: Eso haré.

Con ambos barriles en cada brazo comenzó nuevamente la trayectoria, era complicado porque el peso extra caía sobre sus piernas y en especial la derecha, soltaba maldiciones por el dolor que incrementaba. Luego de unos minutos vio por fin el campo y a los soldados, dio un mal paso haciendo que trompezara, emitió un genérico gemido, trató de levantarse pero cayó nuevamente.

Taro: No es hora de holgazanear *gritó* no querrás ser un perdedora.

Ella golpeó el pasto, se levantó y tomó los barriles para continuar ya que faltaba poco,solo unos cuantos metros. Los aplausos y gritos no se hicieron esperar pues todos eran testigos de su determinación.

Llegó donde su padre que rápidamente le dio un poco de agua, empezó las sentadillas, el tiempo corría lento para ella. Hizo los abdominales en el menor tiempo posible. Renzo sonó una campana indicando que a nadie más se le permitiría ingresar al campo para hacer los ejercicios. Suki había sido la última en llegar por lo que tenía que luchar con las que quedaban y para su suerte la única era Fukyo.

Taro: *Le tocó el hombro* No tienes que hacerlo si no deseas.

Suki: Pero debo demostrar mi determinación.

Taro: Tranquila hermana, si estudiaste el libro que te dije; todo saldrá bien *le vendó los ojos* no olvides que soy tus ojos y oídos.

Suki: Si, al menos para eso coordinamos bien.

Taro: Ahg trato de alentarte y te pones así *comenzó a alejarse*

Suki: Yaaa....Perdóname.

Saya: Se precavida, lo último que quiero es que salgas lastimada.

Suki: Daré mi mayor esfuerzo.

Saya: Esta rotundamente prohibido usar objetos, habilidades hereditarias u extremidades peligrosas para lastimar a la persona contraria. Que comience el combate.

Fukyo: ¿Lista novata?

Suki: ¿Y tú? dragón de komodo (Taro, requeriré un poco de tu ayuda aunque aún no lo hayamos perfeccionado)

Su rival atacó primero como Suki lo había previsto, según recordaba ella tenía un punto vulnerable y esas eran sus escamas puntiagudas de la espalda baja, en esa zona su coraza era bastante delgada.
Fukyo tenía ventaja ya que la velocidad de la joven se había disminuido por la lesión que sufrió, en el palacio Taisho también era habitual el entrenamiento a ciegas.

El lazo que nos une (Irasue y Inu no Taisho)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora