Por las tierras del Oeste

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Una tormenta de nieve azotó los terrenos mortales provocando grandes catástrofes, Myoga estaba muy preocupado por la salud de Izayoi ya que corría el riesgo de contraer una enfermedad, los asuntos en el palacio de la muchacha tampoco andaban bien ya que la tensión era notoria entre los soldados.

Ella estaba muy feliz porque ahora era oficialmente la esposa de Toga y aunque no lo celebraron Izayoi irradiaba felicidad, la noticia se expandió en cuestión de horas llegando a diferentes lugares.

Izayoi: Él debería venir a vernos.

Myoga: Seguro está ocupando con los asuntos políticos.

Izayoi: Pero durante el embarazo ha venido en pocas ocasiones *observó su vientre* lo amo tanto que su lejanía es agonizante.

Myoga: No piense esas cosas, le seguro que vendrá.

Izayoi: Háblame de la Inukimi.

Myoga: Es una mujer con mucha determinación y carácter fuerte, quizá puede ser un poco arrogante, temperamental, no suele tener simpatía pero sobre todo su inteligencia y belleza deslumbran a muchos demonios.

Izayoi: Ya veo, en algún momento moriré y temo que el bebé quede a merced de ella.

Myoga: Mi señora no es así, mientras no se metan con ella no hará nada, es lo mismo con su hijo *bebió un sorbo de agua* soy fiel a mis amos y le aseguro que estaré para su hijo en todo momento.

Izayoi: Gracias Myoga.

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Nara: Ya te dije que no saldrás.

Hiroshi: Pero mamá, no es mi culpa que tu no me enseñes bien.

Nara: No me contestes *cruzó los brazos*

Hiroshi: Ya te dije que de nada me sirve aprender asuntos administrativos.

Nara: Tu te harás cargo en un futuro de la distribución de los alimentos y para eso debes aprender a reducir gastos y a administrarlos.

Hiroshi: De gana me enseñas teoría, necesito práctica y aprenderé en cuestión de segundos.

Nara: No, deberías estar de mi lado y no imponerte a mis órdenes.

Hiroshi: Seguro tú hacías lo mismo con mis abuelos, qué te quejas.

Nara: No me hables de peras cuando estamos hablando de manzanas.

Hiroshi: ¿Qué manzanas?

Nara: Lo bruto lo sacaste de tu padre.

El joven presionó su mandíbula tratando de controlar su enojo, respetaba mucho a su padre y no le gustaba escuchar comentarios de ese tipo, la actitud de su madre en ocasiones le resultaba estresante y problemática.

Pensaba que nunca estuvo complemente lista para ser mamá ya que no solía actuar como una, cuando Hiroshi hacia travesuras ella lo cubría, pero su padre lo reprendía y enseñaba límites.

Hiroshi: ¿Cómo fue tu vida antes de ser vendida?

Nara: Normal.

Hiroshi: Cómo quieres que te cuente mis problemas si tu no confías en mí.

Nara: Mi madre se llamaba Eukin y mi padre Ganko, trabajan como humildes granjeros, necesitaban dinero para una medicinas ya que había enfermando gravemente, un comerciante de telas les prestó el dinero y también les entregó telas para que las vendieran. Me curé al tiempo pero las cosechas no estaban yendo bien por lo que no podíamos pagar la deuda.

El lazo que nos une (Irasue y Inu no Taisho)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora