Capítulo 15: La nota del camarero

58 7 0
                                    

Cuando Raúl deja a Martín en su casa este va directo a su taller, aparca cerca de este, entra por la puerta pequeña incrustada en la puerta grande de garaje y vuelve a cerrar, se quiere echar un poco por lo que abre las dos puertas traseras del coche que tiene dentro y se tumba en el asiento de atrás, solo descansa el cuerpo pues su mente se pierde en los hermosos recuerdos que mantienen en su rostro una hermosa sonrisa por ello pasa poco tiempo allí, a los pocos minutos se levanta cierra las puertas del coche, se sienta en una tumbona que tiene en una esquina para los días que no va a su casa para disfrutar relajado de un agua fresca, al terminar la pequeña botella recoge todo, se cambia de ropa y se pone a trabajar en el coche del padre de Martín a puerta cerrada.

Sobre las cinco menos cinco de la tarde al escuchar ruido dentro Juan golpea la puerta metálica del taller, Raúl se acerca y le abre la pequeña para que pueda entrar.

-Buenas tardes, jefe,-saluda entrando en el taller.-Parece que te fue bien con Martín ya que me abres por dentro. No te fuiste al pueblo¿Verdad? ¿Comieron juntos?

-Muy acertado,Juan. Nos va bastante bien.-Abriendo la puerta grande hacia arriba murmura.- A ver lo que dura.

-Jefe,-le llama mientras se pone el mono,-por cierto, yo guardaría la compra dentro.

-¡Oh!Cierto,-comenta marchando a su coche.-Si tenemos una pequeña nevera en la oficina. Si es que tenía la mente en otra parte.

Cuando regresa Juan ya se ha puesto manos a la obra y cuando él también va a ponerse le pregunta:

-Jefe, una cosa... No soy mucho de ese tipo de conciertos pero al grupo al que hacen tributo le conozco y se me hace que puede ser divertido¿Puedo ir con vosotros? No quiero ir solo y a mis colegas no puedes ni mencionar ese tipo de planes que te comienzan a mirar raro.

-¡Claro!Pero te voy a pedir una cosa.-Juan le mira expectante al pedido.-Cuando estemos de fiesta no me llames «jefe».

-¡Ah!-Exclama comenzado a surgir una sonrisa en su rostro.-Por su puesto, no lo haré. Pues fíjate era una cosa que no había pensado.

-¿Le digo a Adán que te pille entrada?-Pregunta comenzando a sacar su teléfono, Juan con una mueca de aceptación afirma por lo que mientras le escribe un mensaje indica a Juan:-Pues luego el tema del dinero lo aclaras con él.-Raúl recibe respuesta inmediata por loque comenta:-Que de milagro le hemos pillado pues va a ir ahora a por ellas y que no tiene problemas en comprar la tuya.-Alzando la vista a Juan pregunta:-Vamos a ir de 'cañas' ¿Te quieres venir? Como se vienen dos colegas más vamos a quedar directamente en algún bar.

-¡Oh!¡Gracias!Pero prefiero ir a casa a cambiarme y cenar.

-Entiendo,-responde escribiendo un mensaje de despedida para Adán y guardándose el teléfono de nuevo indica:- Pues nada, quedaremos ya a la noche, tú escríbeme.

-De acuerdo, jefe,-responde sin mirarle atendiendo a su tarea.

Tras esa breve conversación se mantienen en silencio concentrados en el trabajo escuchando la radio como compañía de sus tareas todo el tiempo hasta la hora cercana al cierre. Como media hora antes de esta Raúl indica que deje todo recogido y le acompañe a la oficina, ambos se quitan un poco la grasa antes de entrar lavándose en el lavabo frente a esta, al entrar, como costumbre, Raúl se baja la parte de arriba del mono mientras que Juan se sienta frente al escritorio.

-Hoy con el tema de Martín me siento con humor,-comenta al sentarse dejando a Juan confuso.

De uno de los cajones de su escritorio saca una fina carpeta de cartón que se la pasa a Juan que la agarra serio, al abrir la cubierta de cartón murmura con un mal gesto:

Llámame amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora