capítulo 16:Maldita casualidad

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Martín sube a la moto de Raúl, este se sitúa a su espalda y rodea su torso con sus fornidos brazos, Martín gira la llave dentro de la cerradura y  mueve el puño del manillar esperando avanzar pero la moto no arranca, Raúl al ver eso pulsa el botón de arranque, la moto empieza hacer ruido pero no avanza, Raúl viendo que Martín puede ser más inexperto de lo que pensaba en conducir una moto lleva las manos al manillar sobre las de Martín y girando el puño hacia atrás indica serio:

-¡Pero abre gas!

Avanzan asustando un poco a Martín por que no se esperaba el arranque, al principio Raúl lleva la moto guiando a Martín como si fuera una marioneta mostrando como realizar los cambios de marchas y como llevar de forma correcta la motocicleta, cuando llegan al bar donde quedaron con Julián y Samanta, Raúl ya solo tiene las manos en la cintura de Martín y este conduce la moto con total soltura. Al aparcar guardan los cascos en las alforjas de la moto y mientras van a la mesa Martín se acerca un poco a Raúl y le propone :

-El resto del camino mejor voy a tu espalda.-Raúl hace un gesto de aceptación y pregunta:

-¿No te ha gustado? Al final la llevabas bastante bien, enseguida te has hecho a ella.

-Sí, me ha gustado llevar la moto, incluso otro día podríamos ir cada uno en una para dar una vuelta por ahí como propusiste la otra vez.-Arrimándose más a él confiesa en bajo:-Pero me pone algo cachondo ir así contigo.

Raúl le mira alegre abriendo los ojos y Martín señalando con la cabeza la mesa donde se encuentra su hermano lleva su índice a los labios para que no responda nada a su comentario. Al sentarse en la terraza Raúl se da cuenta que es la misma terraza que dejaron antes, donde el camarero Pablo le pasó la nota por lo que poniendo mala cara maldice en su mente: «Maldita casualidad.» Relajándose un poco analiza la situación y cavila: « La terraza es grande al menos la llevan dos camareros y aunque nos atienda no tiene por qué decirme nada, lo dejé todo claro.» Apretando un poco más el gesto piensa preocupado: «Eso espero.»

Al llegar el camarero a la mesa no podría ir peor para Raúl pues no solo les atiende el mismo camarero si no que al verlos Pablo exclama contento:

-¡Martín!

-¡Pablo!-Replica Martín alegre tendiendo una mano hacia él.-Tiempo sin verte,-indica mientras Raúl los mira sorprendido observando como se estrechan sus manos y reflexiona molesto:

«Puto planeta pequeño y mundo pañuelo ¿Se conocen?¿De qué? Espero que no comente nada desagradable, no quiero que Martín sepa que conté ciertas intimidades, aunque el causante de ello haya sido Adán no tengo realmente escusa.»

-¿Ahora trabajas aquí?-Pregunta Martín mirando a Pablo.- Me alegro, la cafetería solo nos quería por temporadas y para mi que solo quería "ayudar" en casa me valía pero no para alguien que quiere vivir de ello.

-Me dio experiencia,-replica encogiéndose de hombros.-Tal vez si no hubiera trabajando antes allí no estaría aquí ¿Sigues en la cafetería?

-No, este año solo me centré en mis estudios ya que era el último y no quería meter la pata.

-Entonces...¿Felicidades señor arquitecto?-Cuestiona emergiendo en su rostro una sonrisa.

-¡Sí!-Responde afirmando con brío con la cabeza.-Gracias.

- Pues pedí lo que queráis, os invito,-declara alzando la libreta para escribir.

-No, por favor, Pablo. Se que saldrá de tu bolsillo,- niega meneando una mano hacia él.

-¿Qué van a ser?¿Cuatro cervezas? No me voy hacer más pobre por ello, quiero hacer el gesto ya que eras mi compañero y así celebrar de alguna manera tu éxito. Además que hace mucho que no nos veíamos por lo que seguramente lo hubiera hecho igual sin la necesidad de celebrar nada.

Llámame amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora