Capítulo 34: Echando de menos

65 2 0
                                    

Desde esa primera cita pasa un par de semanas y sin planearlo Mario y Juan quedan prácticamente a diario ¿Por qué no hacerlo cuando se complementan tan bien y disfrutan tanto del tiempo que pasan el uno junto al otro? Sus encuentros no se alejan mucho de quedar en el piso de Juan y no salir de la cama pero es normal derrochar tanta pasión en las primeras semanas de conocer a alguien. A pesar de ello también se van conociendo cada día un poco más y más por que muchas veces Mario se queda a dormir pensando sobre todo en lo que pueden hacer por la mañana antes de marchar a sus quehaceres. Ninguno de los dos plantea un futuro solo quedan según surge, según les apetece y parece que les apetece a diario, nunca se dicen «mañana quedamos» pero siempre lo hacen, ambos disfrutan y se aprecian cada día más.

En este día de primeros de Febrero pasado el medio día, Raúl y Juan se encuentran en el taller con su duro trabajo habitual, una moto aparca en la entrada y se baja el motorista, Raúl que es el que se suele acercar a a recibir a los clientes en esta ocasión se acerca para saludar a un amigo.

-¿Qué tal, Mario?-Pregunta mientras le da los dos besos de saludo y en bajo le informa jocoso mirando de reojo a Juan:- Para que salga tu novio aún le quedan unas horas.

-Lo sé, en verdad le quiero pedir un favor ¿Me le dejas libre un minuto para hablar con él?

Pregunta con cierta súplica y marcando un ligero puchero en su rostro que al verlo Raúl sonríe y comenta con notoria sonoridad:

-Si solo es para hablar...

-Sí, si. Para lo que piensas tenemos otros momentos,-replica con una sonrisa.-¡Ah! Por cierto.-Con cierta curiosidad y preocupación pregunta:- ¿Cómo te haces con Martín fuera?

-Bueno, solo va ser poco más de semana y media, además de mandarnos mensajes hemos hablado por teléfono por lo que cuando me quiera dar cuenta estará de vuelta,-responde cambiando su gesto a uno serio y apoyándose en la jamba metálica de la entrada del taller confiesa decaído:-No me preocupa el viaje y los días que se quede allí pero si que a lo mejor vea en ese tiempo que mejor le iría en Madrid y se quede allí.

-¿Crees que eso acabaría con vuestra relación?-Cuestiona preocupado y serio ante el rosto que pone Raúl.

-Yo no voy a trasladar mi taller a un lugar tan caro, con tantísima competencia y cuando además aquí me va tan bien que tengo tantos clientes que incluso mañana tengo aquí a otro empleado para chapa y pintura de tanto trabajo acumulado que hay,-explica severo y pensativo.

-¡Oh! Pues si que os va bien en el curro,-comenta con cierta sorpresa y con una sonrisa exclama con alegría:- ¡Felicidades!

-Gracias,-comenta con una pequeña sonrisa y volviendo a su seriedad sigue explicando:-Madrid es la capital es normal que un arquitecto encuentre más trabajo y crezca más allí, pero yo allí lo más seguro que si me traslado no haría más que perder dinero, eso causaría separarnos, él allí y yo aquí y una relación a distancia...-Menea la cabeza declarando:-No suele durar.-Con cierta molestia explica: - Más que...Joder, Mario, soy siempre yo el que tengo que andar detrás de él para quedar, aunque es cierto que él alguna vez me escribe solo yo soy el que llama, aquí le tengo cerca y me puedo "dejar caer" para vernos, quedar, pero si se muda a Madrid...por mi parte me esforzaría un tiempo pero estoy seguro queme acabarían cansando de esperar y esperar y ver que nunca quedamos.

-Pero...¿Es que estáis mal?- Pregunta extrañado.

-No eso, Mario, creo más que es la costumbre. Martín está acostumbrado a que vaya siempre en su busca y que yo haga los planes, que no me importa por que lo hago con mucho gusto pero es cierto que esa «costumbre» hace que me sienta temeroso de la fuerza de nuestra relación, me hace pensar que Martín queda conmigo por que voy hacia él pero que si me quedase quieto, nada tendríamos.

Llámame amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora