ꦿ⃮⇗⃟🍓 Veintiuno.

1.6K 223 17
                                    

_ _ _ _ _ _ _ _ 💌

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

_ _ _ _ _ _ _ _ 💌

Tres años atrás...

- ¡Yoongi Hyung! - escuchó como lo llamaban, por lo que giró para descubrir de quién se trataba, sonriendo al ver a Jimin correr hacia él con esa ternura que lo caracterizaba.

- Minnie, ¿Por qué tardaste? - Yoongi sostenía su maletín con una mano, recargándolo en su hombro.

- Fuí a la papelería, perdí mi regla, de nuevo - sus labios formaron un pequeño puchero - Pero, mire que le compré, Hyung.

El castaño rebuscó en su pequeña mochila, sacando un hermoso pin holográfico de kumamon, aquel oso raro que su amigo tanto apreciaba.

- ¡Woah! Minnie, es muy cool, gracias - despeinó los cabellos castaños del menor, sus mejillas se sentían calientes y su corazón no dejaba de latir por el presente, un regalo del chico que le gusta.

Ambos chicos eran unidos, tan compatibles como los polos opuestos que eran. Jimin se cohibia demasiado rápido, era bastante tímido, callado, tranquilo y dulce, mientras por otro lado, Yoongi era serio, calculador, no daba un paso en falso, debía tener planeado de forma perfecta antes de hacer o decir algo, tampoco es que fuera el más amable de la escuela. Mucha gente pensarían que eran como el agua y el aceite, imposible de juntarse, sin embargo, ellos se conocían de toda su corta vida, crecieron juntos por lo que sus personalidades nunca chocaban. Más que nada porque cierto pelinegro tenía muy consentido al menor.

Yoongi llevó a Jimin a su salón de clases, despidiéndose con la promesa de que lo buscaría en la salida para llevarlo a casa. El pelinegro se fue en camino a su aula, a pesar de que la escuela no le gustaba y mucho menos trabajar, debía hacerlo para llegar rápidamente a la universidad, estudiando lo que realmente le apasionaba, la música.

Entró, dirigiéndose a su lugar en silencio. Colocó su mochila en el gancho de la silla, sacando sus útiles necesarios para terminar la tarea de matemáticas que no acabó por hablar con Jimin por teléfono hasta las dos de la madrugada. Tenía tan mimado a su pequeño amigo, pero no pdía evitarlo, sentía la necesidad de cuidar de él, asegurarse de que nada le faltara, mucho menos que sufriera por alguien. 

- ¡Yoongi hyung! - Alzó su mirada encontrándose con jungkook. Él no era de socializar mucho, de echo, siempre dejaba en claro a todo el mundo que no estaba interesado en convivir con alguien que no fuera jimin, sin embargo, el pelinegro había comenzado a hablarle hace poco y nunca se imaginó que podían tener tantas cosas en común, como el gusto por el rap, los videojuegos de acción, la comida picante y las bebidas demasiado dulces. - ¿Qué hace, hyung?

- La tarea de cálculo. las matemáticas son un asco, creo que con solo saber sumar basta - suspiró, nunca fue bueno con los números o las ciencias, siempre se hacía revoltijos él solo.

- Claro que no hyung, ya verá que puede mejorar - sonrió, jungkook estaba más feliz que de costumbre.

- ¿Y esa sonrisa? ¿Taehyung te dió otro chocolate hoy? - Yoongi no necesitaba ver a su amigo para saber que sus palabras causaron un sonrojo en su rostro. 

- ¡S-Si! - Jungkook cubrió sus mejillas, avergonzado - No sabe hyung, creo que estoy haciendo un avance con él, tal vez me preste atención y se olvide de una vez por todas del chico de las cartas.

El chico de las cartas. Hace ya una semana que Jungkook le contaba lo frustrado que se sentía por como Taehyung le ponía más atención a un extraño que le mandaba cartas que a él, su mejor amigo. Suponía que eso debía ser molesto para él, por sus sentimientos aún no correspondidos más que otra cosa. Ni el mismo sabría como actuar en una situación así si alguien intentara enamorar a Jimin, tal vez se sentiría triste e insuficiente.

- Ya, tal vez pueda suceder, tampoco te hagas ilusiones antes de tiempo.

Y con eso, ambos continuaron hablando mientras el mayor terminaba su trabajo, eso hasta que llegó el profesor para comenzar su primera clase.

Mandar cartas. Yoongi nunca fue un romántico, menos cursi o afectuoso, e incluso con el castañito era así. No sabía como demostrar afecto a las personas que realmente le importaban, se cerraba mucho a la idea de que podría salir lastimado en cualquier momento. Ser abandonado, era su mayor termor. Jimin era la primera persona, aparte de su madre, a quien le tenía un afecto sincero, aunque pareciera que le da igual, estar cerca de él siempre lo tranquilizaba mucho.

Qué tal si...

- ¡Eso es todo por hoy, mañana quiero una mejor actitud para su trabajo final! - el profesor salió, despidiéndose de todos.

Era la hora del almuerzo, se levantó para ir por Jimin a su salón, todos los días almorzaban juntos.

- ¡Hyung! - jungkook lo alcanzó - ¿Puedo comer con ustedes?

- Oh, ¿No almorzarás con Kim?

- No, esta con lo mismo del chico de las cartas y realmente me siento mal cuando habla de él...

Yoongi abrazó a Jungkook por los hombros - No te preocupes, ya verás que Kim no están ciego para ver al desastrozo chico a su lado. Ahora, ayúdame a encontrar a Jimin.

Jungkook se sonrojó, asintiendo con una sonrisa.

-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_☕

-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_☕

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- Salero Cósmico.

Nota: si ven, Yoongi habla y piensa mucho en Jimin. Es porque, para yoongi, jimin antes era su todo. 😭

cєrσ α ℓα iʑqυiєr∂α"↬ᵛᵐᶦᶰDonde viven las historias. Descúbrelo ahora