Mi corazón comenzó a latir con fuerza, "tengo que salir de aquí" pensé automáticamente y agaché la mirada.
—Necesito salir de aquí –murmuré y el ceño de David se frunció.
—¿Estás bien? –preguntó y asentí.
—Es solo que... Hace mucha calor, ¿Qué tal si vamos a tomar el aire? –pregunté y su ceño se frunció aún más mientras un intento de sonrisa divertida se dibujó en sus labios.
—Diana, estamos al aire libre –dijo y maldije en mi interior, cierto, levanté mi mirada de reojo y rogué al cielo que no me viera, pero por si no me había quedado claro que nadie me escuchaba, al girarse para entrar su mirada se centró en mí y una sonrisa apareció en sus labios, oh, oh, eso no era bueno.
—Por favor, pase lo que pase, no hagas caso –murmuré a David quien cada vez me miraba como si fuera una loca histérica, tal vez, solo tal vez, era un poco de la última, Christian comenzó a caminar hacia nosotros.
—¡Pero mira que sorpresa! –dijo mientras se paraba en la mesa de al lado, —espero no interrumpir nada –su mirada se posó en David.
—En realidad...
—¿Me puedo sentar? –preguntó y sin esperar respuesta alguna se sentó, Danger ladró.
—Comételo – susurré y entonces se sentó escondiéndose entre las piernas de David, ¡oh, vaya, gracias!,
—Soy Christian –dijo hacia David, —Un muy buen amigo de Diana –agregó y negué a prisa, ¿amigo mío? ¡si claro!.
—Nosotros no somos amigos –aseguré a David quien nos miraba con suma confusión e incomodidad, —y mucho menos "muy buenos amigos.
—Ella tiene razón, somos un poco más que eso –dijo el idiota arrogante y los ojos de David se abrieron.
—Eso es mentira –aseguré y miré a Christian, —¿puedes solo irte?–pedí intentando mantener la calma y compostura.
—Vamos cariño, podemos quedarnos aquí y platicar, tengo un par de historias que tal vez le interese escuchar –susurró y jadeé con impotencia.
—En realidad creo que es hora de irme –murmuró David poniéndose de pie, ¡Christian hijo de puta!
—No, no es ni...
—Creo que ustedes tienen cosas de que hablar –dijo y la decepción en su voz era evidente.
—Tienes razón –dijo Christian y lo miré amenazante.
—David yo...
—Está bien Diana, ¿nos vemos mañana? –preguntó con una sonrisa y sentí la carga de peso y preocupación levantarse de mis hombros.
—De acuerdo –susurré y sonrió, besó mi mejilla y se giró saliendo de la cafetería, mi primer impulso fue irme pero tenía cosas que aclarar con él chico a mi lado, esperé de pie y con mi mente enfocada en sus acciones hasta que desapareció, entonces me giré, tomé mi vaso de capuchino lanzándoselo a Christian en la cara.
—¿¡PERO QUE DEMONIOS!? –se puso de pie con su rostro lleno de sorpresa y coraje.
—¡Deja de joderme la vida! –grité sin que me importara tener toda la atención puesta en nosotros, el coraje que sus rasgos habían mantenido segundos antes desapareció siendo sustituido por completa diversión.
—¿Me has vaciado tu café encima? –pregunto con diversión y curiosidad en su voz.
—Y agradece que estaba frio –declaré y sonrió
—Te vas a arrepentir nena –dijo mientras con una servilleta limpiaba su rostro.
—Créeme, me arrepiento de todo lo que en ti respecta, pero de esto no –aseguré y sonrió, dejó la servilleta en la mesa y suspiró, todo lo que supe después es que me encontraba gritando sobre sus hombros, —¡bájame! –exigí y esta vez sí fui escuchada, pero el resultado no era lo que esperaba, el muy imbécil me tiró en la fuente que estaba a pocos metros de nosotros haciendo que terminara completamente bañada, las personas soltaron una carcajada haciendo que el coraje incrementara en mí, las ganas de llorar al ser completamente humillada vinieron a mí pero me las tragué y con la poca dignidad intacta que no se mojó en esa estúpida fuente me puse de pie y comencé a caminar hacia la salida, las personas me miraban como si jamás hubiesen visto a nadie así de mojado y las ganas de mandarlos a todos al demonio estaban creciendo cada vez más dentro de mis entrañas.
—¡Diana! –gritó Christian y escuché sus paso correr detrás de mí, "no lo hagas, no lo hagas" pensé mentalmente, —¡Diana para! –pidió y lo ignoré acelerando mis pasos, entonces su brazo me detuvo y me hizo girarme para quedar frente a él, aproveché el momento y mi mano voló estrellándose de manera sonora contra su mejilla.
—Vete al demonio –gruñí y sus ojos llameantes se posaron en mí, esperé que me gritara, incluso que me golpeara, el coraje que reflejaba daba miedo, me intimidaba, pero solo se giró y se marchó alejándose de allí, dejándome con todo lo que tenía por decirle atorado en mi garganta, dejando salir el aire de forma sonora caminé hacia el camión esperando que me diera la parada aunque me encontrara hecha un maldito arrollo humano.
Al llegar a casa mamá me miró con suma preocupación, — ¿Qué sucedió?- preguntó y dejé salir el aire.
—Me he caído a la fuente –mentí y ella frunció el ceño, por supuesto, no me había creído.
—¿Algún día me contaras lo que está pasando? –preguntó y mordí mi labio.
—Buenas noches mamá –besé su mejilla y subí a mi habitación, todo lo que quería era regresar el tiempo, evitar lo que sucedió en Las Vegas y sobre todo, jamás haber conocido a Christian Witemore.
N/A: SHIIOHSKLHSALHSLHS ¿COMO LES QUEDO EL OJO? ¿Quien creen que recibió lo peor, Diana o Christian?
ESTÁS LEYENDO
Mi secreto de verano
Teen Fiction"Lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas" Eso le habían dicho y eso creía, hasta que recibió una nota y todo se vino abajo. "Sé lo que hiciste el verano pasado.... Conmigo, en mi cama. -C " Entonces lo entendió, lo que ella esperaba qu...