Capítulo treinta y dos.

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Caminé hacia el auto de Kendal con mi mochila sobre mi hombro y mi blusa en mi mano, Christian estaba recargado en la puerta de su coche con sus brazos cruzados, luciendo exasperadamente caliente, su mirada subió encontrándose conmigo y su ceño se frunció..

-La mancha no era tan grande, no tenías que ponerte esa camisa -dijo y me encogí de hombros.

-Huele bien así que no me voy a quejar -aseguré y rodó los ojos.

-¡Christian! -gritó Kendal corriendo hacia nosotros.

-¿Qué pasa? -preguntó y la rubia le entregó una nota.

-Una chica me pidió que te diera esto -dijo entregándole una nota, -oh... y también me pidió que te dijera que la llames -agregó y Christian frunció el ceño, abrió la nota y sonrió

-¿Qué dice? -pregunté y todos me miraron, -¿Qué? -me quejé y me encogí de hombros de forma desinteresada.

-Gracias Kendal-murmuró y guardó el papel, nos miró y sonrió, -nos vemos mañana chicas -besó nuestras mejillas y subió a su auto conduciendo lejos de nosotros, miré de nuevo a Kendal.

-¿Quién le mando la nota? -pregunté y sonrió divertida, -¿sabes qué?, olvídalo, no me interesa -murmuré y entré al auto con ellas riendo detrás.


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El miércoles cuando las clases llegaron a su fin caminé hacia mi casillero para dejar mis libros

-¡Hey! -gritaron mis amigas al lado de Christian.

-Hey -murmuré y abrí la puerta, un ramo de flores se encontraba dentro y fruncí el ceño, saqué el arregló y las cejas de Paris y Kendal se alzaron.

-¿De quién son -preguntó la rubia.

-Bueno, dado que están en mi casillero supongo que mías - dije y mi ceño se frunció, -esperen... ¿Cómo diablos las metieron? -pregunté sorprendida.

-Yo ayudé -admitió Paris y busqué una nota.

-¿De quién son? -pregunté.

-Me ha pedido que no te diga -murmuró.

-Tal vez sean de ese nuevo amiguito tuyo, ¿Andrés? -preguntó Christian y reí, ¿enserio?, ¿primero con Dan, Davino, Disel y ahora con Andrés?.

-Alfred, y no, él está intentando conquistarla, sin duda dejaría su marca -señaló Kendal y asentí.

-¿Hay otro? -gruñó Christian.

-¿Te sorprende? -preguntó Kendal y miró en mi dirección, -¿son lindas no? -preguntó y asentí.

-Y mis favoritas- señalé y Paris sonrió orgullosa, -¿tú se lo dijiste? -pregunté y asintió.

-Realmente parecía emocionado así que... -asentí y sonreí, cerré mi casillero después de haber guardado de nuevo allí las flores consciente de que no podría llegar con ellas al entrenamiento de Alfred.

-Bien... vamos -dije y asintieron caminando hacia el campo, nos sentamos en las gradas y el grito de Alfred me hizo mirarlo, levantó la mano sonriendo y saludé de vuelta, él regresó su atención al juego y suspiré mirando a Christian que saludaba a la castaña en algo que ella llamaba short, inclusive para Kendal era demasiado corto, el sonido de un silbato dio inicio a el partido y los gritos de un grupo de chicas comenzaron a escucharse, rodé los ojos y bajé mi mirada a mis manos, saqué mi celular y comencé a jugar, reí escuchando los murmullos de Kendal y Paris diciendo lo transparentes que eran algunos de los shorts y emocionarse con lo que podían ver, mi celular sonó y abrí el mensaje.

Mi secreto de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora