Capítulo 11

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Las maletas estaban hechas, el tiempo se había terminado y ya era hora de partir. Había aprovechado todo al máximo, había salido con Charlie las veces que quiso, la besó, la abrazó y la vio sonreír de mil maneras posibles. Estaba satisfecho, el tiempo que le fue concedido fue fructífero, podía voltear atrás y ver a una chica feliz, unos padres orgullosos y una vida plena.

Jeongkook estaba muy pensativo frente a su escritorio, frente a él una hoja de papel y con bolígrafo en mano. Muchas cosas se le venían a la cabeza, muchas palabras, pero ninguna para expresar lo que sentía y lo que Charlie provocaba, pero quería despedirse bien, en el momento que estuviera en el aeropuerto y con ella de frente, no se atrevería a emitir sonido por la tristeza y el dolor de irse. Quería algo único, algo significativo para ella y que jamás olvidara, pero no podía concentrarse. Tenía miedo, miedo a irse y dejar a la deriva a Charlie, temía por lo que le fuera a pasar en el futuro, le asustaba pensar que Suhee volviera a lastimarla y encontrarla como hace unos días.

Ese mismo día, Jeongkook tuvo que regresar a casa de Charlie, había tomado las llaves equivocadas y no pudo entrar a su casa, por desgracia, encontró el lugar hecho trizas, todo era un completo lío, y Charlie estaba limpiando con lágrimas en los ojos, pero su mayor sorpresa fue encontrarla con el rostro herido. Ella temblaba y lloraba desconsoladamente, no podía calmarse, estaba en shock, un ataque de pánico que no tenía fin, Jeongkook no tuvo de otra que abrazarla el tiempo que fuera necesario. Ella le contó sobre la visita de Suhee, fue entonces que entendió todo el desastre en su casa y el mal estado en el que se encontraba.

— ¿Qué sucede, Kook? —su madre dijo desde la puerta— ¿En qué tanto piensas?

— ¡No me llames así! ¡Sólo Charlie puede hacerlo!

— ¡Yo te di la vida!

— ¡Pero ella las ganas de vivir! —rio— Estuve pensando mucho en ella, madre. Me siento mal, cómo quisiera no tener que marcharme.

Ya era media noche y él seguía despierto pensando en cómo sorprender a Charlie de manera especial. En ocasiones pensaba lo maravilloso que hubiera sido ser parte de su vida, ser un chico encantador y que sólo tuviera ojos para él, ser el hombre que ella escogería ante muchos más. Cómo quería enamorarse más de ella cada día y demostrárselo, prometerle una vida próspera y feliz, decirle que todo estaría bien y tomarle la mano para que no tuviera miedo a nada, pero ella merecía más que sueños, a ella debían darle hechos y no palabras.

Y era lo que él no podía hacer.

¿Cómo podía empezar a escribir sin que fueran inapropiadas sus palabras? ¿Cómo decirle que en su corazón existía una felicidad inmensa por ella? ¿Cómo debía expresar su amor si todas las palabras se amontonaban y no encontraba las correctas? Fue entonces que su rostro se apoderó de su mente, su bello ser empezó a transmitir las más lindas y puras emociones, se sentía en las nubes por el éxtasis que producía en él. Charlie era un ángel, un ángel peculiar y con cualidades inéditas, y eso amaba.

— No duermas tarde, cariño. —dijo al verlo escribir— Mañana será un largo día.

"Un largo día", uno que sería corto para él.

Jeongkook se había propuesto crear un bello recuerdo de su novia y de todo lo que le rodeaba, había pasado los días tomando fotos de lo que iba a extrañar, hizo pequeños vídeos en donde explicaba la maravillosa vida que había vivido en su país, incluso, había tomado fotos de una Charlie feliz y soñadora. Miraba cada foto en su celular, la carpeta estaba llena y lista para un viaje largo, pero había una muy especial y sería para toda la vida.

— ¿De qué me servirán todas estas fotos? —dijo con el sentimiento atorado en la garganta— Lo que importa es tenerte cerca y acariciar tu rostro cálido y tierno, no me sirve si es a través de un aparatejo.

De Ella Aprendí | Libro #1 | CR. ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora