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El sacerdote de alto rango que había estado manejando negocios en el cuartel miró al caballero arrojado delante de él sorprendido. La cara del caballero era un desastre. Parecía que lo habían golpeado hasta la pulpa.
La persona que de repente lanzó a este caballero al sacerdote no era otra que el comandante de los Caballeros de Berg. Incluso altos funcionarios de Tierra Santa sabían su nombre.
— ¡Señor Alliot! Esto es... ¿Qué tipo de falta de respeto es esta?
— Sacerdote. —la cara de Alliot estaba inusualmente tenue. Cualquiera que fuera la razón, estaba claro que algo muy grave había sucedido—. Tengo algo que decirte. Se trata sobre la Santa.
— ¿Qué? ¿Qué pasa con la Santa...?
El sacerdote de alto rango se puso de pie rápidamente.
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La derrota de los demonios fue un éxito. Gracias a la capacidad de las dos Stern para derribar al enemigo agresivamente, terminó más rápido de lo esperado. Las nobles mujeres que estaban profundamente asustadas por el hecho de que habían estado rodeadas de demonios y nieve pesada, respiraron aliviadas.
Además, el hecho de que el Gran Duque de Berg estuviera en el cuartel era aún más emocionante. Era el hombre más poderoso del imperio después del emperador y apenas apareció en la sociedad. Naturalmente, hubo un desbordamiento de nobles que deseaban ver su rostro una vez.
Por supuesto que estaba casado.
Pero toda la gente en el mundo sabía que era temporal. La boda con Selia fue tergiversada como el romance de un caballero que saltó para salvar a Stern y en su lugar se hizo famoso.
Eloise Hedon estaba sollozando.
No le importaba que Selia Stern la hubiera insultado. Lo que importaba era su relación con su caballero que había salido a la luz durante este tiempo.
Las nobles damas, que eran amigas de ella en el pasado, la ignoraron abiertamente o la evitaron. Entre ellos, una joven débil y de buen corazón aconsejó modestamente a Eloise.
