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Ahora Selia podía ver endurecida la expresión de Alliot. Pero pasó por alto una cosa. Realmente no sabía que la gente también lo estaba mirando fijamente.
— ¿Señorita? ¿Qué estás mirando?
— No, Bibi. Me preguntaba si Sir Alliot estaba siendo comido.
Abigail miró a Alliot y le preguntó:— ¿Qué es, señorita?
— Mira cuidadosamente a tu alrededor.
Abigail miró a su alrededor lentamente. Rápidamente se dio cuenta.
— Lo han comido por completo.
— ¿No es así? Los ojos también están muy enfocados ahora. Eso es un poco inconveniente en esta casa de subastas. También arruinará mis planes.
Dijo Abigail con voz muy pacífica:— No te preocupes, señorita, no puedo dejar que la vida y los planes se coman juntos. Lo mantendré a salvo.
— ¿Lo mantendrás a salvo?
— Sí, eso será fácil.
— Está bien.
Las palabras de Abigail fueron muy fiables. Selia sonrió y luego se acercó a Lesche. Una vez que se dio cuenta de ello, se dio cuenta de que todos los ojos de las personas a su alrededor los miraban de cerca. A ella no le importó y le agarró la mano a Lesche.
— Cariño. —Lesche se giró y miró a Selia—. Vamos.
Su voz salió más resuelta de lo que pensaba. Pero no importaba, porque la gente habría oído lo suficiente. No pasó mucho tiempo para que los ojos rojos debajo de la máscara la miraran. Lesche de repente bajó la cabeza hacia ella. Selia estaba un poco confundida porque Lesche la besó con el velo en la cara. Pero no fue un beso largo y Lesche se retiró.
— ¿Por qué me besas tan de repente? Aquí hay muchos ojos.
— Pensé que querías decir que podía besarte.
— Dios mío.
Selia aclaró su garganta. Lesche parecía sonreír en secreto detrás de su velo blanco. Agarró la mano de Selia y se acercó.
— Querías mostrar que somos una pareja, ¿verdad?
— Así es.
— Veo que las miradas cambian a Alliot.
— ¿Sabías eso? Sabías, ¿verdad?
Lesche era un caballero, así que fue realmente increíble verlo tan despreocupado sin preocupaciones en el mundo, incluso con docenas de pares de ojos en él así.
— Bibi va a proteger a Alliot.
Al escuchar eso, Lesche se dio la vuelta. Selia siguió su mirada. Como si el dios del tiempo hubiera descendido, Abigail acaba de empezar a hablar con Alliot en un tono que estaba fuera de lo común.
