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Al día siguiente, después del almuerzo, Selia tuvo una tarde acogedora, y como se anunció, un comerciante vino a visitarla en el salón principal.
— Buenas tardes, Gran Duquesa de Berg. Me siento verdaderamente honrado de estar aquí.
El comerciante se inclinó profundamente y sonrió. No fue una sonrisa de ventas. Parecía sinceramente feliz de estar aquí.
— El mayordomo se puso en contacto conmigo de antemano. Dijo que la Duquesa va a hacer un extenso trabajo en el jardín del castillo principal. He traído algunas muestras de mi tienda.
Parecía haber traído una tremenda cantidad de muestras con él.
Naturalmente, no había cámaras en este mundo. Tal vez debido a esto, la pintura realista estaba muy bien desarrollada. Los pintores podían capturar cosas en las pinturas como si estuvieran fotografiadas.
Entonces Selia naturalmente estaba esperando un libro de muestras, pero lo que se trajo a la sala fue inesperado.
Ella no tenía palabras cuando vio el gran número de macetas. Había docenas de plantas en maceta que eran todas bonsái. Su peso no estaba fuera de lo común, pero ¿acabaron de llegar muchas de su tienda?
— ¿No es demasiado trabajo traer todos estos árboles?
— Es un honor que la Gran Duquesa nos llamara, así que debemos mostrar nuestra sinceridad. Por favor, no sienta presión y tómese su tiempo para mirar a su alrededor.
Era comprensible que el comerciante hiciera esto. Teniendo en cuenta el área del jardín del castillo principal de Berg, no era de un tamaño razonable, especialmente cuando se tenía que montar a caballo para llegar del jardín a la puerta del castillo.
Selia calculó que si elegía un solo árbol, el comerciante podría vender suficientes árboles para formar un bosque. Exploró el pequeño bosque de árboles de bonsái. De hecho, a sus ojos, se veían muy similares.
— ¿Hay algún estilo de jardín que esté de moda en estos días?
— Sí, Gran Duquesa. Por supuesto.
El comerciante se apresuró a sacar un folleto. Era un libro extraordinario, con un hermoso pan de oro pintado en la portada.
El libro es muy elegante.
A simple vista, parecía ser un libro que se hizo por separado para un cliente importante. Cuando Selia hojeaba el papel grueso de buena calidad página a página, de repente escuchó un golpe a la puerta. La puerta se abrió y Ben entró, anunciando cortésmente que O'Bron había llegado.
A diferencia de ayer, vino completamente preparado con sus sirvientes y muchos papeles. O'Bron miró el folleto que Selia sostenía y tragó. Selia le dijo:— Un momento, por favor.
— Sí, sí. Tómese su tiempo, Gran Duquesa.
El comportamiento de O'Bron era tan diferente del de ayer que incluso se convirtió en un cazador de té. Selia se sorprendió, porque pensó que se apresuraría a firmar un contrato tan pronto como llegara. O'Bron también sirvió el té al comerciante, y habló con cautela, señalando con su barbilla al folleto.
