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De vuelta en su habitación, Selia se quitó la ropa de viaje de invierno. Se quitó la gruesa capa cálida que colgaba pesadamente de sus hombros, y luego se puso un vestido de interior. Era invierno, así que el vestido estaba hecho de la misma tela gruesa, pero era mucho más ligero como si tuviera ganas de volar.
Selia bebió una taza de té caliente y fuerte que Ben había traído, y luego llamó a Linon. Fue para comprobar el tamaño del fondo disponible para el proyecto de jardín. Ben y Susan estaban preocupados por que Selia quisiera trabajar inmediatamente tan pronto como regresó, pero no Linon.
Fue una de las pocas personas que dio la bienvenida a la forma de trabajar de Selia. Porque tan pronto como fue llamado, Linon inmediatamente vino con el libro mayor.
La reconstrucción del jardín no era algo que estuviera en los planes de Selia. Recordó que había mucho dinero excedente, pero era dinero que Linon había ahorrado como bellotas. Así que Selia estaba preocupada por gastarlo.
Estaba preocupada innecesariamente.
Fue solo después de revisar el fondo disponible que se dio cuenta, a menos que fuera a pavimentar todo el jardín con mármol de colores y el mejor cristal, nunca se quedarían sin dinero.
— Señorita, ¿recuerdas lo que dije con confianza?
— Sí, lo recuerdo.
Sería divertido gastar mucho dinero. Linon y Selia se miraron fijamente y asintieron. Había un profundo entendimiento entre las personas que habían construido confianza y no necesitaban nada dicho. Como ahora.
— Pero no sé mucho sobre el jardín...
— Entonces te daré algo de ayuda. De todos modos, Su Alteza no está aquí. —preguntó Linon mientras miraba a Selia—. ¿Es quizás demasiado privilegio?
— Creo que sería realmente frustrante si alguien estuviera celoso de que la señorita confiara tanto en mí y conspirara contra mí. Como Susan o Ben.
Selia se rió de las palabras de Linon. Después de eso, Selia llamó al jardinero principal. El jardinero que fue culpable de esparcir accidentalmente el fertilizante equivocado sobre los arbustos del jardín. Se veía pálido, como si pensara que iba a ser castigado.
Selia entró en pánico mientras se arrodillaba con la cara en el suelo.
— ¡Lo siento, Gran Duquesa! Cometí un gran error usando el fertilizante equivocado.
— No... No importa. No te llamé aquí para culparte. Ponte de pie.
Se escuchó a Ben, que había traído al jardinero, suspirando con alivio, pero Selia estaba un poco desconcertada. ¿Pensó que ella todavía estaría loca y castigaría al jardinero incluso después de que ella ya les dijera que todo estaba bien?
