19. Los Túmulos Funerarios

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Cuando Wei Ying despertó, se encontró acostado en una roca plana con forma de cama, por el aspecto y oscuridad del lugar supuso que se trataba de una cueva. Se bajó sin saber muy bien cómo o por qué se encontraba en ese espeluznante lugar, caminó siguiendo la ligera luz y se encontró con el más horripilante lugar que ni en sus peores pesadillas podía imaginar. Había varias figuras formadas por una especie de miasma negro, algunas tenían formas humanoides, otras de animales y las más espeluznantes se movían deformes por todo el lugar. Ahogó un grito al ver que detrás de esas masas de humo, había un ejército de cadáveres en distintos grados de putrefacción: todos lo miraban y se dirigían hacia él mostrando los dientes con hambre reflejada en sus desquiciados ojos, dio un paso atrás y ese ligero movimiento pareció alterar a la enorme masa que se apresuró a seguirlo, pero se quedaron justo en la puerta de la cueva como si una fuerza invisible los detuviera.

Dentro del a cueva estaba muy oscuro, así que lanzó un talismán de luz que poco a poco iluminó el interior y Wei Ying pudo ver que en el suelo había dos espadas clavadas entrelazadas formando una X, eran Suyin y Cheung: las espadas de sus padres. Al tocarlas pudo detectar una inmensa cantidad de energía resentida acumulada a través de los años y también vio los últimos recuerdos de sus padres entremezclados con gritos de auxilio de miles de almas atrapadas en el lugar.

Se sentó en el suelo llorando y no supo cuánto tiempo pasó mientras pensaba en su dulce rabanito y rogaba que su hermana haya podido salvarlos a ambos, también pensó en su amado Lan Zhan; extrañaba las tardes tranquilas en su hogar amenizadas con el melódico sonido de las cuerdas del guqin al ser tocadas por los dedos del alfa. Recordó la hermosa canción que su esposo compuso para él y que aún no tenía nombre, buscando consuelo empezó a tararearla antes de romper nuevamente en llanto. Se quedó dormido después de tanto llorar y al despertar, ya no se encontraba en el suelo sino acostado en la piedra plana y con la sorpresa de tener entre sus manos una rama de Bambú negro, al mirar el suelo se percató de varias ramas dispersas y una antorcha encendida que iluminaba el lugar, por segunda vez sintió miedo de la oscuridad que había en su mente ya que durante ese tiempo había olvidado todo lo que hizo y cómo salió y regresó a la cueva sin que los monstruos lo atacaran. No pasó mucho tiempo antes de que recordara una de las melodías de la secta Lan y que tenía como función tranquilizar y relajar a quienes la escuchaban, aprovechando que tenía las ramas de bambú y las espadas de sus padres, empezó a fabricar una flauta, puso su mejor empeño para evitar desperdiciar el poco material que tenía, al finalizar pudo decir con orgullo que había dado luz a Chenqing, pero por mucho que tocó y tocó no logró replicar la fuerza de las melodías de los Lan.

De acuerdo al vestigio de recuerdos almacenados en las espadas de sus padres, pudo notar que cuando su madre perdía la razón podía controlar los cadáveres y la energía resentida a su gusto —Necesito algo que canalice la energía resentida y pueda liberarla poco a poco sin necesidad de volverme un loco medio muerto sin conciencia— pensó en cazar un par de cadáveres y tratar de usar su energía resentida como amplificador, pero sintió que no era suficiente —tiene que ser algo que contenga energía resentida y me permita liberarla sin correr el riesgo de perder un brazo o la cabeza. Un cadáver solo piensa en comer, no guarda tanta energía y además la libera sin control— miró a su alrededor hasta fijar sus ojos en las espadas de sus padres —Claro, tienen energía acumulada por los años que han pasado enterradas y han absorbido de la tierra—


Cuando Wei Wuxian pudo salir de los Túmulos Funerarios se quedó en Yiling, dejando en el camino una estela de cultivadores Wen muertos.

Lan Xichen miró llegar a su hermano con un aspecto completamente diferente de su blanco impoluto, pues prácticamente toda su ropa estaba cubierta de sangre de cultivadores Wen. Realmente no podía considerar que los demás estuvieran mejor, después de todo se encontraban en pleno campo de batalla —Wangji— Saludó. Se encontraban en una de las tiendas de campaña colocadas alrededor de Qishan Wen en donde mantenían un asedio desde hacía un mes.

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