Destello Azul

27. Regreso a casa

Los primeros recuerdos de A-Yuan, siempre eran de él y su padre viviendo en el Jingshi, a veces su tío Xichen iba a visitarlos y llevaba frutas, dulces y juguetes. También él y su padre salían por la parte de atrás de la casa evitando las zonas pobladas para visitar el prado de los conejos, alimentarlos y jugar con ellos. Una vez, fue enterrado entre montones de criaturitas peludas. No recuerda haber llorado o sido infeliz en esos momentos. Su padre hablaba poco, pero hacía hasta lo imposible por hacerlo feliz, lo subía en Bichen y le enseñaba a guardar el equilibrio, aunque a su edad estaba prohibido que los niños iniciaran cualquier acercamiento con espadas. También le enseñó a leer y escribir, a recitar las reglas de su familia de una manera ligera y adecuada para su edad. Cuando su Tío Qiren llegó por él para llevarlo al área de niños, lloró aferrándose a su padre quien se quedó estático sin moverse ni hablar en su favor. Años más tarde comprendió que Lan Wangji guardó silencio pues por respeto a las reglas y a su tío no pudo libremente negarse a entregarlo.

El día que llegó a la casa que compartiría con otros niños pudo darse cuenta de varias cosas; la mayoría de esos niños apenas pasaba de los cinco años, estaban notablemente más atrasados en cuanto a estudios a pesar de que llevaban más tiempo viviendo sin sus padres y recitaban las reglas sin entender su significado. Para el pequeño fue como entrar en un mundo completamente diferente del que conocía, otra cosa importante era que todos sabían quién era él y lo miraban con una mezcla de curiosidad y admiración, pero solo un chico que parecía el cabecilla le habló.

—¿Tú eres el hijo de Hanguang-jun? — El pequeño preguntó.

—No, mi padre se llama Lan Wangji— Jamás había escuchado ese nombre y nunca había convivido con otros niños, su mundo solamente se reducía a sus tíos y padre.

—Por eso, a tu padre lo conocemos como Hanguang-jun. Es el mejor cultivador del clan— compartió ese trozo de información con el niño nuevo.

—No lo sé, la próxima vez que vea a mi padre le preguntaré si tiene otro nombre—

—No seas tonto, no es un nombre sino un título de honor— El pequeño cada vez más se mostraba superior al recién llegado.

—No soy tonto, mi papá dice que soy muy aplicado—

—Si sigues molestando al hijo de Hanguang-jun nos pueden castigar— susurró otro niño mirando con temor al problemático.

—Está bien, soy Jingyi y mi padre y el tuyo son hermanos, lo que nos convierte en familia—

—Mn. Soy Lan Yuan— Una de las cosas maravillosas de los niños es que no sabían guardar rencor así que sin más empezaron a platicar y conocerse entre sí.

Un par de semanas antes de cumplir siete años, por primera vez Lan Yuan vio a su padre discutir con sus tíos. Fue durante una mañana en la que su maestro de talismanes se sintió indispuesto y su clase fue suspendida y como líder del grupo tuvo que ir a informar a su tío Qiren para que alguien más se hiciera cargo de la clase. Apenas llegó a la puerta cuando escuchó la voz de su tío mayor — ¡No lo voy a permitir! He cedido mucho en cada cosa que has querido Wangji, pero ya no más— El pequeño se quedó parado con su manito a un palmo de tocar la puerta sin saber qué hacer — ¿O es que acaso quieres que tu hijo sea considerado un hereje? Lo único que vas a logar con tu terquedad es un conflicto entre sectas ¿Quieres que la historia se repita? — Al escuchar que su tío mayor se refirió a él, la curiosidad lo movió y sigilosamente se dirigió hacia una ventana en la cual espió con cuidado evitando ser visto. Para su buena suerte, los tres se encontraban demasiado enfocados en su discusión por lo que no se percataron de su presencia.

—Tío, por favor tranquilízate— Pidió el líder de secta —Wangji, sabes que he tratado en la medida de lo posible apoyarte en todo, pero esta vez no estoy de acuerdo con tu decisión. Recuerda que A-Yuan no tiene la edad permitida para salir de la secta Gusu Lan—