21. Los remanentes Wen

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Wei Wuxian se dio su tiempo para pasear por la ciudad de Lanling hasta que se encontró con la persona menos esperada quien le informó acerca de los maltratos y abusos que estaban recibiendo los sobrevivientes Wen. Contrario a lo que afirmaban los Jin, estos solo eran aldeanos y médicos, no eran cultivadores ni guerreros.

Wei Wuxian siempre se consideró una persona agradecida y sabía que Wen Ning y su hermana Wen Qing habían salvado a su familia cuando estos huían con su pequeño rabanito por lo que no dudó en alzar la voz y pedir explicaciones al encargado de su cuidado, que resultó ser el sobrino del líder Jin, un beta estúpido de nombre Jin Zixun.

—Wei Wuxian, los perros Wen destruyeron la secta de la familia que te recogió de la calle y te salvó de acabar vendido a cualquier prostíbulo y aun así planeas salvarlos— Jin Zixun no dudó en aprovechar la oportunidad para exponer el pasado del omega.

—Estoy de acuerdo en castigar a los culpables de la caída de Muelle de Loto, es más, yo mismo participé en la guerra para derribar al sol, pero los inocentes siempre serán los niños y los ancianos que se vieron involucrados en medio de una guerra que no era de ellos—

—Tus palabras me suenan a que planeas rebelarte en contra de los principios de los cultivadores— intervino el líder Jin.

— ¿Está acusándome de algo en específico? —

— ¿Pretendes liberar a los remanentes Wen para crear un ejército oscuro? — Para asombro de los presentes, Jin Guangshan aclaró la pregunta, aunque a la mayoría le pareció una acusación.

—No lo hago, mi único interés en la vida es ir a Gusu con mi esposo e hijo y dedicarnos a cultivar en pareja y llenar de niños la secta Lan para que tío Qiren se mantenga entretenido educando a mis cachorros bajo sus principios— Los presentes trataron de esconder su risa tosiendo o tapando su boca con las mangas.

— ¡Wei Wuxian! ¿Te das cuenta con quién estás hablando? Deberías cerrar tu bocot... mmmm— Jin Zixun no continuó con su oración porque cierto alfa Lan lo silenció para evitar que atacara verbalmente a su esposo.

—Wei Wuxian, deberías dar muestra de una buena voluntad— el líder ignoró a su sobrino y continuó en su empresa —Si quieres que confíe en ti a los remanentes Wen, deberías entregar el Sello del Tigre Estigio para que sea puesto bajo la protección de Lanling Jin—

—No tengo por qué entregar el arma que me tomó tanto tiempo y esfuerzo hacer y refinar, en todo caso, si en algún momento llego a confiarlo a alguien sería mi esposo o la familia Jiang. Con Lanling Jin no tengo ninguna obligación, su secta en cambio nos debe explicaciones a todos los implicados en la Campaña para derribar el Sol, ya que fuimos quienes luchamos durante meses antes de que su secta interviniera, cuando la guerra casi había sido ganada gracias a este omega al cual acusa de tener pensamientos de empoderamiento y sublevación— las palabras del joven estaban alterando a los presentas y haciéndolos dudar del proceder de los Jin, así que finalmente el líder mordió su lengua y permitió que el impertinente se llevara a los cautivos.

—Haz lo que quieras. Solo les digo que tarde o temprano vamos a lamentar dejar que este rebelde se vaya con los perros Wen y con ese peligroso amuleto que solo va a traer muerte y destrucción— el líder Jin vaticinó ya buscando la manera de hacer pagar al joven su impertinencia.

La liberación de los remanentes Wen llegó muy tarde ya que para el momento que el omega acudió al sitio en que se encontraban cautivos, Wen Ning acababa de ser asesinado por los guardias. A falta de un mejor plan los llevó al único lugar que podía ser seguro para ellos: Los Túmulos Funerarios.

Al día siguiente la noticia de la deserción de Wei Wuxian y el abandono a su esposo e hijo fue la comidilla de todas las sectas. Mientras la familia Jiang, Lan Qiren y Lan Xichen estaban completamente preocupados y alarmados por la decisión del omega, Lan Wangji se mantuvo al margen y tranquilo, cuando su hermano le preguntó se limitó a decirle que Wei Ying sabía lo que hacía y regresaría cuando él considerara prudente.

Destello AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora