28. Una familia de dos y medio

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Lan A-Yuan hizo una perfecta reverencia al ingresar al salón de las orquídeas en el que ya se encontraban Lan Qiren, Lan Xichen y su padre Lan Wangji, apenas unos momentos antes había sido informado por uno de los discípulos mayores que requerían su presencia.

—Tío mayor, tío, padre ¿Solicitaron mi presencia? —

—A-Yuan, es correcto, siéntate— ordenó el líder de secta. Sin preguntar sirvió té y entregó la delicada taza al joven quien la aceptó un tanto avergonzado por ser servido.

—Has cumplido diez años y hemos decidido que ya es momento de que empieces a ejercer más responsabilidades dentro de la secta— explicó su tío mayor.

—A partir de ahora tomarás el puesto de discípulo principal de tu generación— Lan Yuan miró a su padre asombrado por la responsabilidad que acababan de poner en sus hombros, Lan Wangji se limitó a afirmar con la cabeza dándole toda la confianza a sus capacidades.

—Agradezco a mis tíos y padre su confianza, daré todo de mí para hacer un gran trabajo y no avergonzar a nuestra secta— Sonrió un tanto complacido pues era su oportunidad de demostrar su capacidad como futuro cultivador.

—Sabemos que lo lograrás, ahora puedes retirarte— ordenó su tío mayor.

—Con su permiso— se levantó y tras una reverencia a sus mayores salió de la habitación.

Las actividades diarias del joven habían concluido por lo que caminó por el sendero que llevaba al prado de los conejos para alimentarlos y jugar con ellos un rato.

—A-Yuan ¿Para qué te querían ver los mayores ¿Te van a nombrar heredero de secta? — Preguntó su mejor amigo y primo, Lan Jingyi mientras se dejaba caer en el suelo empujando algunos conejos para no aplastarlos.

—Jingyi, no te ofendas, pero ¿Tienes una fábrica de decir incoherencias integrada? — El joven Jingyi nuca había manifestado su deseo por heredar la secta y todas sus esperanzas se habían centrado en su primo mayor a quien veía como el ejemplo perfecto de futuro líder.

—Cuéntame si no quieres que diga tonterías—

—No sé si es adecuado contarte ya que no me lo han indicado—

—No seas así, soy tu mejor amigo, que digo amigo, soy tu hermano, que digo hermano, soy tu sangre y carne—

—No sé si quiero compartir carne y sangre contigo—

—Vamos A-Yuan, aunque no quieras compartimos sangre y solo por eso tienes que decirme— sacudió de manera infantil la manga de su amigo esperando ganarse su aprobación.

—Más tarde hablaré con padre y recordaré preguntarle acerca de la confidencialidad—

—Más tarde será demasiado tarde— se quejó su amigo —Además es fin de semana y te quedarás en el Jingshi con Hanguang-jun— El recordatorio hizo florecer una linda sonrisa en Lan Yuan ya que desde que había cumplido los seis años había sido separado de su padre y enviado a vivir en el área de niños. Después de eso solo tenía permitido quedarse en casa los fines de semana.

—Lo siento, el chisme está prohibido— Él confiaba en su amigo, pero no podía dejar de lado una vida entera de reglas por lo que no podía contarle por mucho que quisiera.

Al entrar en el Jingshi se sintió renovado, su padre no se encontraba por lo que se dirigió a su habitación a colocar sus cosas y se dedicó a leer hasta que una hora después Lan Wangji llegó con una bandeja de comida.

—Padre— saludó con una sonrisa.

—A-Yuan— Hanguang-jun colocó la bandeja en la mesa y dio un ligero toque en la cabeza del niño —Lava tus manos para cenar— ordenó e inmediatamente Lan Yuan se levantó para seguir la orden.

Destello AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora