Querido Padre...
Sé que me dijiste que debíamos ignorar aquellas cartas, que todo pasaría al olvido, que inclusive nos dejarían en paz, pero sé, que aquellas personas se creen con el suficiente poder como para creer que pueden obtener todo lo que quieren, y sabes muy bien que no estoy de acuerdo con esas actitudes, sé que estás preocupado por lo que pueda depararnos en el futuro, sé que no quieres que yo esté igual de preocupado que tú, pero ya es tarde para eso.
Te escribo esta pequeña carta para decirte que cuando hayas despertado, yo ya no estaré en casa, no me escape, no es por miedo, jamás he tenido miedo, y mucho menos de personas poderosas, me has enseñado muchas cosas, me has convertido en alguien con la suficiente valentía como para enfrentar los problemas más grandes, y esté es uno de esos problemas, cuando estés leyendo esto, yo estaré cerca de Seúl, iré a esa dichosa empresa, y exigiré ver al jefe, tal como ellos exigieron que les entreguemos nuestro local.
No te preocupes por mí, sé que estaré bien, así que no debes preocupar por nada, regresaré a Wonju dándote buenas noticias, te lo prometo.
Te ama, tu hijo, Jimin...
Soltó un suspiro en cuanto termino de escribir aquello, eran casi las tres de la mañana, el viaje no sería complicado, pues sabía que solamente caminaría unas cuantas horas antes de llegar a la parada de autobuses para poder tomar el primero que lo llevase a la capital del país, así que no habría problema alguno, Jimin había guardado el sobre de la ultima de las cartas, allí estaba plasmada la dirección de aquella empresa, mientras su padre dormía, Jimin se había puesto a investigar un poco sobre aquella empresa.
Vio que la empresa ahora era dirigida por alguien de nombre Min Yoongi, así que preguntaría por aquel hombre y no dudaría en ir hacia su oficina para tirarle en cara que jamás venderían su local, no estaba asustado, si no más bien se encontraba totalmente emocionado por lo que pudiese llegar a pasar, demostraría que no puede ser derrotado por alguien de rango superior al suyo.
Jimin sabía que aquel hombre que ahora dirigía la empresa se trataba de un alfa, pues al ver la exigencia y persistencia en las cartas enviadas, supo de inmediato que se trataba de un maldito alfa, pero Jimin no le tenía miedo a los alfas, todos le parecían patéticos, ellos creen que pueden tener el control, que pueden obtener todo lo que les plazca con solamente chasquear los dedos, pero Jimin le demostraría a aquel jefe de pacotilla que se había metido con el omega equivocado.
—No dejaré que ese tal Min Yoongi nos quite lo que hemos logrado —dijo en voz baja.
Tomo la carta que había escrito recientemente, la doblo en dos, miro hacia su cama, encontrándose con la mochila que estaba colocada limpiamente sobre la cama, la tomo por una de las correas antes de acomodarla en sus hombros, ajustando las correas, llevaba el suficiente dinero como para pasar unos días en Seúl, y de todas formas, trataría de buscarse un empleo pequeño para poder acumular más dinero, así no tendría problemas, después de todo, tenía el presentimiento de que ese alfa sería un problema serio y que lo haría tener que ir más de dos veces hasta hacerlo entender que no deseaban su maldito dinero.
Camino despacio, tan despacio que sus pasos eran lo suficientemente sigilosos como para no ser escuchados, abrió la puerta de su habitación con sumo cuidado, evitando que las bisagras le traicionasen rechinando en el proceso, siguió su camino, saliendo de su habitación por apenas una pequeña rendija que la puerta le daba para salir, y en cuanto lo hizo, cerró la puerta despacio, evitando que la cerradura hiciera contacto totalmente para que no hiciera ruido, se giro despacio dando así ahora con la vista a la puerta de la habitación de su padre, quien dormía justo frente a su habitación.
Soltó un suspiro, no le gustaba su idea de irse de esa forma, tan precipitada, pero sabía que su padre no le dejaría ir si acaso le dice su plan, así que está era mejor opción por el momento, no podía darse el lujo de simplemente quedarse sentado y esperar lo que viniera, no, él tenía que ponerle un alto a todo, y eso es lo que haría, tal vez su padre esté levemente asustado por lo que pueda pasar, pero Jimin era aquel escudo con el que podía protegerlo, y eso es lo que haría.
De nuevo volvió a caminar para poder aproximarse el par de pasos que le faltaban para poder entrar a la habitación de su padre, acerco su mano libre hacia le perilla de la puerta, y la giro suavemente, comprobando que la puerta no tenía el seguro puesto, cosa que definitivamente le alivio, pues así podía dejar la carta mucho más cerca de su padre. Entonces sin perder más tiempo, giro por completo la perilla y comenzó a empujar la puerta para así abrirla, las bisagras no fueron de gran ayuda, pues chirriaron levemente, haciendo que Jimin se encogiera en su sitio y rogará porque su padre no se hubiese despertado por el ruido, así que para comprobar que no fuese así, asomo un poco la cabeza, encontrándose con la imagen de su padre, recostado en la cama, acurrucado en las cobijas, con su rostro mirando hacia la puerta, pero profundamente dormido.
Jimin sonrió al ver a su padre en aquella posición, se permitió abrir más las puerta, para después introducirse a la habitación de su progenitor, y caminar a pasos grandes y ligeros hacia él, en cuanto estuvo lo suficientemente cerca de la cabecera de su cama, se agacho, hasta quedar en cuclillas frente al rostro de su padre, quien se veía apacible durmiendo, Jimin soltó un poco el aire que estaba reteniendo, definitivamente no sabía cuanto tiempo tardaría en estar allá en Seúl, pero lo que sí sabía, era que iba a extrañar demasiado a su padre, era lo que más amaba en el mundo, así que sería difícil para él, pero todo sea por poder tener paz y tranquilidad.
Dejo la carta sobre la mesita de noche, y miro a su padre por ultima vez, antes de levantarse con cuidado, y antes de siquiera pensar en salir de la habitación de su progenitor, se inclino un poco hasta quedar sus labios sobre los sedosos y finos cabellos de su padre para depositar un casto beso, en forma de despedida y de promesa de que regresaría.
—No debes preocuparte, papá... —sonrió levemente—, todo estará bien.
Sin más, dejo de mirar a su padre para así poder salir de la habitación y cerrar la puerta con cuidado.
Jimin se fue en la oscuridad, para cuando su padre leyese la carta, él ya estaría por llegar a Seúl.
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Rebeldía Para Un Jefe ||YoonMin||
FanfictionSus almas se han vuelto a encontrar, pero ¿será posible un mejor final para su destino? Park Jimin es el omega más difícil que cualquier alfa puede llegar a conocer, siendo esté el dueño de un pequeño local de panadería, tiene un grave problema al e...