Capitulo 06

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Siguiendo las instrucciones que aquella mujer beta le había indicado en la recepción, Jimin se adentro por fin a la dichosa recepción que se encontraba saliendo del ascensor, pudo observar un nuevo escritorio de menor tamaño allí, sobre este mismo había una computadora, un montón de papeles en orden además de algunos bolígrafos entro de lo que parecía ser un vaso pequeño metálico, se percato que en la pared había unas letras resaltantes con el nombre de la empresa iluminadas por la parte de atrás por luz cálida, las letras eran negras y de un tamaño adecuado para alcanzarlas a leer en una distancia un tanto alejada, pero Jimin no podía seguir percatándose en los detalles, necesitaba concentrarse en lo que tenía que hacer ahora, aquella mujer había sido muy específica, así que no tendría porque perder el tiempo esperando a que la dichosa persona que sea asistente del tal señor Min lo atendiera en primer lugar.

Así que no lo pensó demasiado, Jimin camino a pasos firmes para alejarse de aquella recepción y doblo hacia la dirección en que la mujer le había indicado, en cuanto lo hizo, puertas grandes y pesadas de cristal opaco se vieron como un muro de contención que no le permitiría ingresar, Jimin soltó un pequeño suspiro antes de dirigir su mano hecha un puño a la puerta, pero justo cuando su puño iba a dar el primer toquido a la puerta para anunciar su llegada se detuvo, alejo un poco su mano y frunció el ceño levemente, Jimin por unos momentos pensó que la educación sería la clave principal para todo esto, pero después de unos momentos se retracto así mismo, ¿para qué debía de tratar con educación a un malnacido como Min Yoongi? Ese hombre se ve que no conoce de educación, se ve que solamente le importan sus negocios, se ve que solamente se trataba de una espinilla en el rostro del mundo, así que ¿para qué tener educación? Apretó los dientes con fuerza, se coloco derecho, su ceño se fruncía mientras que toda su ira que había sido contenida ya por mucho tiempo volvía a acumularse más dentro de él, abrir esa puerta sería el detonante perfecto para que una bomba explotase en cuestión de segundos.

El omega tomo con ambas manos las enormes manijas de acero inoxidable que las puertas de cristal tenían, y sin más las jalo hacia su cuerpo, haciendo que las puertas se abrieran ante él. Dentro de la oficina el alfa esperaba con paciencia a aquel dichoso señor Park para poder decirle que de una maldita vez le vendiera su estúpido local, estaba dispuesto a ser lo más duro posible e inclusive se sentía con todo el derecho para amenazarlo, aunque mientras ideaba una perfecta forma para verse más intimidante con aquel hombre, no se espero que las puertas de su oficina fueran abiertas de par en par, Yoongi miro al frente, tenía entendido que el señor Park era un hombre de casi mediana edad y que casi siempre se veía como un seños amable, a Yoongi se le hacía mucho más fácil intimidar a ese tipo de personas, aunque grande fue su sorpresa al ver al precioso omega que entraba a su oficina, elevo ambas cejas al ver como un omega con piel de un blanco puro sin ser pálido, un cuerpo que bajo esas telas de ropa se veía que era sumamente perfecto, esas manos pequeñas, esos ojos de un café oscuro llenos de un brillo fulguroso, esos labios prominente de un tono rosado y una nariz pequeña y cabellos negros levemente largos caminaba a paso seguro hacia él.

Yoongi casi nunca se sentía impresionado por los omegas, mucho menos lo atrapaban porque sabía que solamente muchos de ellos se trataban de bellos cazafortunas de los millonarios como él, pero definitivamente Yoongi sabía que si aquel omega que estaba entrando era uno de esos, se dejaría llevar sin siquiera pensarlo. Yoongi pensaba que estaba viendo algo irreal, la belleza de ese omega era digna de plasmar en millones de retratos para conservarla de por vida, cualquier alfa con buenos gustos estaría sobre ese omega sin pensarlo mucho, y Yoongi se consideraba un alfa con buenos gustos, y esa belleza que venía hacia él con el ceño fruncido y casi echando fuego por la mirada definitivamente era la definición perfecta del omega de ensueño.

—¡Woa! —dijo Yoongi en cuanto el omega detuvo sus pasos, Jimin no quería perder el control rápido, era un poco inestable en cuanto a su enojo, debía mantener su compostura, aunque sea un par de minutos—. Parece ser que mi regalo navideño se adelanto un poco —el alfa sonrió ladino, pero Jimin en cambio rodo los ojos—, ¿tú eres...?

Rebeldía Para Un Jefe ||YoonMin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora