Capítulo 8

46 22 1
                                    

(Capítulo 8)

Camila

Hace dos años conocí a un chico.

Luz donde yo era oscuridad.

Dos años mayor que yo, había sido el encanto de todas las chicas por ser guapo y el ejemplo de los chicos por destacar como quarterback en fútbol. Jamás me había fijado en él más allá de lo normal, solo sabía de él lo mismo que los demás. Pero él sí me había visto; sus ojos habían traspasado la cubierta de acero tras la cual me protegía y había descubierto lo que tanto escondía.

Recuerdo que se había acercado a mí, atraído por la capacidad que poseo de amar y aceptar la soledad como una amiga. Noto mis heridas internas e intentó tocarlas... Por lo que yo, quien todavía me encontraba dolida con la vida, le huí, alejándome de el y de su perfección.

No fue nada fácil, pero él no desistió. Por dos meses completos me persiguió, insistiendo en una amistades, jamás di mi brazo a torcer porque... además de cargar demasiados problemas a cuestas; se había sentido demasiado bien que alguien deseara mi compañía. Se sentía demasiado bien el hecho de que el acariciara con ternura mis heridas sin preguntar por su procedencia.

No preguntó, no insistió... Y yo me dejé.

-Encierras tanto tras tus ojos que me es imposible alejarme.- susurró un día en el que, impulsada por la curiosidad, le pregunté el porque. ¿Por qué se mantenía acá?

Él fue un destello de luz... pero como todo lo bueno, terminó por apagarse.

Meses después de que permitiese que fuera mi amigo... Se mudó.

Recuerdo que sus últimas palabras hacia mí fueron mediadas por una puerta; conmigo pegada a ésta y él del otro lado... Susurrando.

No soy la mejor cuando de lidiar con pérdida se trata... No sé aceptarlas y mi cerebro las rechaza... Así que no fui capaz de asimilar su ida justo cuando estaba empezando a crear nuevos recuerdos; no, me negaba a que se fuera justo cuando estaba creando recuerdos agradables.

-Cam- susurro agotado. Había pasado una hora, una hora de toques y ruegos. Una hora de lágrimas silenciosas y el choque de dos corazones rompiéndose siendo el único sonido- Por favor.

Silencio

- Volveré -No, no lo harás- Y nos volveremos a encontrar -Estarás casado para ese entonces, con una chica que no esconda los mil demonios bajo su almohada -, y nos reiremos de este momento- Tu serás feliz y reirás... Yo solo estaré ahí, mirándote-, verás que no nos acordaremos de este momento.

Mentira.

Pasó otra hora antes de que él se fuera. Otra bendita hora en la cual me estaba preparando para el dolor que vendría cuando la puerta dejará de ser tocada y la voz fuera silenciada.

Otra hora con él jurando cosas que ambos sabíamos que no se cumplirían y añadiendo otra herida más a mí colección.

Me pasé la noche completa pensando. La culpa y el dolor se ocuparon del insomnio y sus palabras llenaron mi cerebro, repitiéndose una y otra vez... Ocupando el lugar de mis pensamientos.

No nos acordaremos de este momento

- Créeme Jason, si hay algo que jamás olvidaré, es lo bien que se sintió ser tratada como un buen sueño cuando realmente no era más que una pesadilla, esos recuerdos... Son los que no se pierden, aún con el paso del tiempo.

Ha pasado mucho desde entonces.

El no volvió, como yo sabía que sucedería.

Yo no olvidé, tal y como dije esa noche .

La coleccionista de heridas {EN EDICIÓN}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora