Capítulo 11 «Parte Uno».

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Carmen

Octubre, 2010

Hace cinco años atrás mi vida era común.

No era más que la menor de las hermanas García, una simple camarera en el negocio familiar, nada especial. Todo en mi mundo era comun… excepto por un pequeño detalle… yo era la Dorothy que en vez de ser transportada a otra dimensión por un tornado, lo hacía por libros un tanto peculiares.

Mi madre desde pequeñas nos inculcó el leer libros; mis hermanas mayores siempre se habían inclinado por los clichés y las historias, incluso, un tanto eróticas, pero yo era distinta. Para todos solo era la callada de la familia, pero una vez te adentrabas en los libros que yo leía te dabas cuenta de que mi concepto de normal estaba un poco distorsionado.

Lo peor era que mi encanto por dicho temas era genuino. Yo lo sabía, mis amigos lo sabían, todos lo sabían y solo por eso…de vez en cuando... me tildaban de rara. Pero para mi siempre fue mas un elogio que una ofensa, porque… ¿Quién quiere ser común cuando el mundo que te rodea destila rutina? Al menos yo no quería serlo.

Por lo que sí querías saber sobre lo que yo leía, el como actuar y proceder… Yo era tu chica.

La verdad es que lo que tantas ojeras me causó en la noches jamas lo viví en carne propia y realmente no quería vivirlo, porque había presenciado como le ocurría a mi madre y cuan destrozada habia estado. Sabía cuan rota podía estar la persona luego de una traición así que comenzar a buscar sobre el tema.

Sí, Traición.

Muchos han escuchado de ello y opinado con lo que hubieran hecho si hubiesen sido esa persona… yo fui una de esas muchas, otra más del montón de espectadores que dan críticas acerca del proceder de los desgraciados que han tenido que sufrir el dolor de ser traicionados; solo era una chica inexperta que no sabía cuan profunda podía ser la herida en el alma y cuan difícil era sanarla.

Luego de lo ocurrido con mi madre me comencé a internar en el tema… demasiado diría yo. Primero fue un libro, luego tres, despues cinco y cuando vine a darme cuenta mis libros favoritos eran aquellos donde había una traición en algun capítulo de la historia. Algo masoquista la verdad.

Muchas veces me preguntaron porque leía esas historias, porque me gustaban, que le encontraba al sufrimiento ajeno y todas esas veces mi respuesta fue la misma… una sonrisa.

Claro que no me gustaba el sufrimiento… claro que eran historias duras, pero ellos no entenderian…nunca lo harían. Yo me leía esas historias para poder sentir, no quería sentir mariposas en el estómago, eso era algo secundario en cada historia; yo quería sentir el desgarro que sentían ellas, las protagonistas, cuando su amor despectorado las traicionaba.

Yo quería sentirlo porque en mi vida todo era correcto, aunque la incorrecta fuera yo.

Quería sentir el dolor que ellas sentian y sanar cuando ellas sanaban. Y esos libros, esas escenas… fueron las mejores actuaciones, cuando la noche me acompañaba y yo me encerraba en mi cuarto en soledad; eran esas escenas en las que mas fuerte vivía cuando las actuaba. Tan llenas de odio, tan llenas de dolor… tan llenas de todo lo que yo detestaba pero aun así, me tocaban tan profundo que el sufrimiento era palpable; yo le daba vida a los personajes… porque cada libro que valga la pena sacara una actuacion por parte del que lo lea, y sera tan magnificamente glorioso que por unos intantes… solo unos segundos, te sentirás dentro de las páginas y vivirás lo que leíste.

Y joder si no se disfruta, esos eran mis mejores momentos, alli… sola… inventando una versión de lo que yo hubiera hecho, recreando la escena y amando a la escritora por haberle dado a mi vida unos segundos de grandeza aunque solo lo hubiera visto yo, porque, al final, eso es todo lo que se necesita para ser feliz… sentirte realizado al leer un libro y que cuando este haya terminado, en tu corazón quede un vacío.

La coleccionista de heridas {EN EDICIÓN}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora