Ya nada podría ser peor.
Corriendo a toda la velocidad que le dan sus regordetas piernas, Fluke sostiene una charola de café mientras los tirantes en sus hombros se resbalan. Lleva el cabello más mojado que húmedo, se escabulle entre los peatones con agilidad y velocidad, siempre cuidando que no se le caiga el café porque ya sería demasiada desgracia para un sólo día y el haberse levantado tarde y duchado con agua fría ya era suficiente.
Cuando terminó su carrera en la universidad virtual, le dieron su título y su madre le puso un birrete para la foto, Fluke jamás pensó que la competencia en el campo fuera tan cruel y desalmada. Amaba su carrera, ¡Claro que sí! Publicidad y Diseño eran su pasión, siempre tan creativo, los mejores proyectos los entregaba él —estaba seguro, aunque todo fuera en línea— y les ponía todo su empeño, innovando, creando publicidades de productos imaginarios maravillosos.
El único empleo que consiguió que ni siquiera era un empleo, consistía en ser pasante o becario de una de las oficinas más importantes en cuanto a Marketing y Publicidad refiere, la Design Tower, ubicada en el centro de la ciudad capital. Ahí, dónde Fluke corre sin freno porque va tarde y van a matarlo, harían fila.
Su trabajo era simple: Fluke atiende esta llamada, Fluke ve a entregar esto al piso nueve, Fluke tráeme un café, Fluke saca dos copias de esto, Fluke la computadora no enciende ven a revisarla, Fluke, Fluke, Fluke y así pasaba sus ocho horas laborales reglamentarias, en las que supuestamente tendría que estar aprendiendo y no sirviendo de mensajero-saca copias-chico de los mandados y del café. Pero la vida no era justa y como uno de los más jóvenes en la empresa, Fluke se tenía que resignar y obedecer siempre con una sonrisa para ayudar a todos sus mayores.
Cuando finalmente logra cruzar esa puerta de cristal después de enseñarle al guardia su gafete, Fluke respira hondo. Las oficinas siempre huelen bien, como a desinfectante y aromatizante fresco, dentro el aire acondicionado le acaricia las mejillas rojas de cansancio, refrescando su pálida piel enrojecida después de la carrera de ocho cuadras porque perdió el autobús. Mucho más tranquilo y con solo quince minutos de retraso, el chico de cabello castaño se acomoda los tirantes sobre la camisa rosa, se sube los jeans y avanza sobre sus vans grises, totalmente dispuesto a tener un gran día, con una resplandeciente sonrisa al saludar a la recepcionista y entregar el primer café del día.
—Buenos días, Mabel. —Fluke se inclina de forma respetuosa al dejar el Late sobre la barra de la recepción.
—Gracias Fluke. —Responde ella antes de beber su café—. Llegas tarde.
«Y no necesitaba que se lo recordaran.»
—Me disculpo, no volverá a suceder... —Se mantiene abajo, mirándose los tenis—. Con permiso...
Con la charola de cartón en sus manos, Fluke se dirige a las oficinas del segundo piso, donde debe entregar el segundo café del día a la coordinadora de ventas, recibiendo siempre después de cada entrega un "Llegas tarde" al que no puede responder como quisiera, no cuando de verdad necesita el lugar de becario dentro de las oficinas, aunque eso significara ascender a ser pasante desde lo más bajo. Lo valía, cada momento, cada minuto llevando paquetes y recados, escribiendo correos electrónicos y desconectando enchufes, cada sonrisa amable sería recompensada con un grandioso puesto en el área de diseño y nada lo detendría de lograrlo.
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Daddy's little boy ☆ Ohmfluke
FanfictionFlukie es un pequeño bebé cuyo mundo es Ohm, su Daddy , quien no puede negarle absolutamente nada. ⚘No contiene violencia, incesto y/o derivados. ⚘Exclusivamente Ohmfluke. +18 ⚘Creado única y exclusivamente para entretener. PROHIBIDA LA COPIA...