20. Pequeño P.1

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5. Little Space

Odia las corbatas.

Odia las cenas familiares.

Si vamos un poco más profundo, Fluke odia hacer todo aquello que esté dentro del círculo de "Cosas de adultos" y remueva su ansiedad e inseguridades. Un círculo que, de poder hacerlo literalmente, marcaría con crayón rojo y dibujaría una carita enojada dentro.

No exactamente todo dentro de ese círculo es malo, al menos Fluke se ha encargado de englobar solamente los aspectos desagradables de una vida con responsabilidades laborales, trajes que lo hacen sentir apretado y corbatas que lo hacen sentirse atado. No le gusta sentarse a conversar con personas aburridas e interesadas únicamente en la marca de su reloj, no le gusta ser observado y sentirse indefenso ante una oscura mirada lasciva que no sea de daddy, no le gusta que le llamen "Señor Natouch" —sólo pasó una vez y fue muy extraño para él— y lo que más odia, es no poder ser atendido y cuidado por daddy.

Hay cosas de adultos que a Fluke le gustan, por supuesto que las hay, pero solamente si son con daddy y Fluke solamente quiere hacerlas con daddy. Le gustan los collares porque son bonitos y lo hacen verse lindo, pero detesta la corbatas, le gusta cenar con su familia, con sus amigos, pero no con gente desconocida y aunque sabe que es necesario y debe ser un niño grande para quien más ama en el mundo y para Ohm, no quiere ir a conocer al nuevo esposo de su madre.

—Fluke. —Ohm lo llama, con suficiente volumen para que el pequeño escuche, sin perder detalle en su tarea de anudarle la corbata—. Mi amor, quita esa carita.

Totalmente enfurruñado, como un gatito al que han mojado, Fluke resopla y se mueve el flequillo de la frente.

—No quiero ir.

—Lo sé, pero debes hacerlo. —Ohm termina el nudo finalmente, tirando de la parte más larga hacia abajo.

Se levanta de su posición anterior sobre sus rodillas y, mirando hacia abajo, puede ver como Fluke forma un puchero considerablemente tierno, pidiendo clemencia. Ohm le pica la naricita, causando que el pequeño se encoja en su sitio con un respingo.

—No funcionará.

—¡Pero daaaadddyyyy! —Fluke patalea, todavía tratando de convencer al mayor que lo mira con media sonrisa en los labios.

—Ven. —se sienta en el sofá individual que está esquinado en la habitación, junto al closet y palmea su muslo izquierdo llamando al menor a sentarse, quien pronto obedece sin quitar esa carita de berrinche— ¿Recuerdas lo bueno que fuiste en Tokio? —suavemente, acaricia la mejilla de Fluke.

—Sí...

—Fuiste un niño grande, ¿No es así?

Ceñudo y con toda la intención de soltarse a llorar y fingir dolor de estómago, Fluke asiente en silencio.

Daddy's little boy  ☆  OhmflukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora