23. Todo tuyo

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*línea temporal: meses después de mudarse con Ohm (20 años)

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*línea temporal: meses después de mudarse con Ohm (20 años)

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Hace frío.

Llueve fuera mientras las horas pasan, minutos silenciosos solamente interrumpidos por el leve clip clap de las gotas que impactan en la ventana.

Fluke observa a todos lados de su habitación, donde sus peluches duermen en total calma mientras él se muerde la ansiedad ahí dentro, solo, envidioso de que sea el único intranquilo en toda la habitación. Nunca le ha gustado particularmente la lluvia y teme, a cada segundo que pasa, que esa llovizna de otoño se convierta en una tormenta monstruosa que haga rugir al cielo y, consecuentemente, gritar a Fluke.

Un alargado suspiro se extiende por la habitación cuando Fluke se hace bolita bajo las mantas, escuchando que la lluvia ha tomado fuerza y ese repiqueteo suave es ahora una carrerilla de gordas gotas que caen una sobre otra, más rápido y mucho más fuerte. Cierra los ojitos con fuerza y se abraza de Cony, su conejita, quien lo hace sentir un poco más valiente.

Sin embargo, ni siquiera Cony puede ayudarlo cuando el primer trueno se escucha lo suficientemente cerca, haciéndolo salir disparado de su cama y abrir la puerta con fuerza. Fluke llega frente a la puerta de Daddy, quien la mantiene abierta siempre por si algo llegara a ocurrir y vaya que está ocurriendo, pues el menor se siente tan asustado que está a punto de lanzarse a la cama para temblar ahí dentro y abrazar a Ohm con fuerza. Fluke está aterrado, pero parte de él sabe que no sería correcto lanzarse así sin más, invadir la cama de Daddy y decirle que...

—¡¡¡Daddy!!!

Ohm despierta de golpe el momento en el que Fluke grita, segundos antes de meterse a la cama y solo pocos segundos después de que ese monstruoso trueno hiciera crujir los vidrios. No sabe qué lo despertó, si el trueno o el grito pero poco le importa cuando siente a Fluke enroscado a su lado, sujeto como un koala y temblando como gelatina.

Se talla la cara torpemente y atina únicamente a rodearlo con sus brazos, tratando de calmar al chico que se aferra a él como un salvavidas. No puede verle la cara porque está escondido en su costado, pero sabe que está llorando cuando siente la tela de su camiseta humedecerse.

—¿Flukie? —Llama Ohm con cuidado, recibiendo como respuesta al menor abrazándose con más fuerza— ¿Bebé, que ocurre?

—Llueve —susurra el chico, alzando apenas la vista. El corazón de Ohm se oprime con dolor al verle las mejillas encharcadas—. Y no me gusta...

Ohm entiende entonces que a Fluke le asustan los truenos, quizás un poco más de lo que a la gente comúnmente le asustan. Sin embargo, no tiene tiempo de pensar en ello cuando siente que Fluke tira de la tela de su camiseta, llamando su atención. El mayor se remueve un poco, tratando de verlo a la cara.

Daddy's little boy  ☆  OhmflukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora