La vida es como una flor, tan perfecta pero a la vez tan frágil, cualquier mal movimiento puede provocar que se vaya apagando poco a poco, como lo fue con la vida de la vida de la Reina Adelaida La Guerrera.
Todos los libros de historia hablan sobr...
El sonido de los galopes de un caballo alerto a los narnianos y a caspian, miraron a Adelaida bajar del caballo que hace unos días misteriosamente apareció frente a ellos.
-Su majestad, ya conseguimos más armamento y ya di la orden para que fueran llevadas a la cueva.
Le informo Eiron, un centauro honesto y responsable que Adelaide había dejado a cargo.
-Es increíble saber eso, Eiron.- Le sonrió- Te felicito y doy las gracias. Al ver que faltaba más comida camino a Caspian, el cual al darse cuenta de su presencia se paró de inmediato del suelo.
-Necesito que me acompañes a recolectar más comida y agua por supuesto.
Sin dejar que contestara camino a hacia su caballo para subir en él y ofrecerle su mano para que subiera a su lado. Al estar cabalgando por unos minutos encontraron un gran rio un poco escondido a la vista de todos.
-¿Cree que el agua está en perfecto estado como para ser consumida?- Le pregunto mientras bajaba del caballo para colocarse a su lado.
-Por supuesto que sí, aunque a este rio le hace falta un poco de color, ¿No cree príncipe caspian?.
Y era verdad, alrededor del rio solo había pasto verde, muy bonito pero ninguna flor adornaba el lugar. La mirada del joven rey se concentró en Adelaida al verla poner sus manos en el pasto y cerrar sus ojos mientras susurraba unas palabras que por más que quisiera era difícil de escuchar.
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Grande fue su sorpresa al ver que flores blancas comenzaron a crecer a su alrededor acompañado de un viento tranquilo junto a una bella melodía que provoco que su piel se pusiera rígida.
-¿Cómo es que lo hizo?- Sorprendido la miro- Fue muy hermoso.
-Gracias, ser hija del gran Aslan tiene sus ventajas-
El príncipe abrió los ojos a causa de la sorpresa que se llevó al escucharla decir eso, ¿Ella es hija de aslan?, pero si en ningún libro viene escrito eso.
Su mente se llenó de tantas preguntas que Adelaida solo negó sonriendo al saber de su expresión.
-Mi padre se encargó de que ninguna persona que no fuera cercana a nosotros supiera la verdad sobre mi origen- Miro a su alrededor- Sé que se dice que yo vengo de una profecía que relata sobre un árbol que entre sus raíces creo a la primera heredera de la gran narnia, pero eso fue una pequeña mentira de mi padre para protegerme de cada mal que se encontraba a nuestro alrededor.
-¿Pero ocultarte?.
-Nunca me oculto en sí, solo me protegió de tantas personas que querían mi muerte para que las próximas profecías no se cumplieran. Son muchas cosas que no sabes sobre narnia.- Sonrió- Oh tal vez si sepas, pero lo que sabes es un engaño para ocultar la verdad. Caras vemos razones no sabemos.
Al ver que el príncipe no sabía que responderle solo siguió caminando para llenar los botes que habían traido con ellos y comenzar a llenarlos de agua.
-¿Entonces la historia de tú matrimonio con el rey Peter es una mentira?- Maldijo para sí mismo al ver como dejaba de hacer lo que estaba haciendo para mirar a enfrente con una expresión de tristeza en su rostro, sabía que no debió de haber preguntado eso.
-Claro que fue verdadera, fue tan verdadera como las estrellas en el cielo.- Sonrió para después mirarlo.
-¿Tanto estabas enamorada de él?.
- Tanto que yo hubiese dado mi vida por él.- Suspiro- Pero se fue, desapareció, nunca supe nada de él. –Cerro sus ojos intentando contener mis lagrimas- Algunas veces lo encontraba en mis sueños y te confieso que quería nunca despertar hasta que el volviera. – Un silencio se formó unos segundos-No temas al preguntarme ese tipo de cosas, príncipe caspian.
-Creí que me odiabas – Bajo su mirada para después sentarse en una gran roca.
Con una mirada comprensiva camino para sentarse a un lado suyo.
-veras Caspian, existe una gran magia más poderosa que cualquiera de nosotros y que gobierna a todo narnia, diferencia de lo incorrecto a lo correcto y gobierna nuestros destinos. El tuyo y el mío.- Lo miro unos segundo para después seguir mirando a las flores.- No es tu culpa lo que tus ancestros hallan hecho, pero si será tu culpa lo que no hagas para acabar con todas esas malas decisiones que los llevaron a acabar con mi familia.
-Pero, ¿Y si no puedo hacerlo?- Protesto un poco alterado- ¿Y si tomo las decisiones incorrectas?
Se paró un poco enojado al dudar de si mismo, sabía que todo lo que ocurriría sería una gran responsabilidad, una responsabilidad que era más grande que él.
-Dudas de tu valor, no huyas de quien eres.- Le dio una pequeña sonrisa que lo calmo- Solo te pido que reflexiones sobre lo que te acabo de decir. Al igual que tú, yo quiero cuidar a mi familia.