Capítulo 16: Una cancion de Navidad

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Hola gente de Wattpad! Okay, esta vez sí que tengo una razón por haber tardado tanto: Nueva configuración, volví exhausta de Italia, tres libros terminados, nueva actualización en el Retelling de la Sirenita en mi perfil y cansancio al máximo por estudiar para el examen a preparatoria que tendré dentro de menos de un mes. ¡Ajá! No es que los tenga olvidados, ¡en serio! He estado esperando mucho para tener esta parte lista y reluciente para ustedes y ruego me disculpen por haber tenido tanto tiempo en tenerla lista. Pero, aquí está la nueva parte y espero que les guste y den a la estrellita y compartan y dejen sus comentarios constructivos aquí abajito. O arribita... O por ahí...

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Al final de clases vi a Will frente a la envidiada limusina. Me acerqué a él sonriente y después de unos cordiales saludos, me invitó a entrar al automóvil.

-¿Mark te envió?-Pregunté nerviosa. Nuestro último encuentro había sido al menos cinco días antes. No contestaba los mensajes que me enviaba ni atendía a sus insistentes llamadas. No me malentiendan, no por enojo sino por vergüenza.

-Así es, al parecer hay algo que no le hizo mucha gracia.-Respondió impasible mientras abría la puerta trasera. Asentí débilmente y entré de forma torpe. Nos encaminábamos al lugar donde vería a Mark, cuando me armé de valor para preguntarle al chofer a donde me llevaba y que había puesto de mal humor al joven de ojos azules.

-Sorpresa.-Respondió a lo primero.-En cuanto al por qué, no tengo Idea, pero no se le veía de muy buen humor en las oficinas.-

Me mordí el labio, nerviosa. Yo sí tenía una. No había contestado ni sus mensajes ni a sus llamadas. Eso tenía que ser.

Bajé del auto y me encontré en un parque cubierto por el suave manto de la nieve. Los arbustos y el césped tenían escarcha alrededor de ellos d forma que pareciese que caminabas sobre nubes. Había parejas caminando en los caminos adoquinados, niños haciendo muñecos de nieve y correteandose los unos a los otros y adultos manteniendo conversaciones animadas en las bancas. En una de ellas; descansaba un chico con gesto afligido, el cual contrastaba con sus ropas negras y cabello oscuro a los hombros. Sus ojos azules resaltaban contra el escenario blanco y negro, cosa que me pareció atractiva.

Me senté en la banca a una distancia que me pareció prudente.

-Precioso día, ¿no es así?-Dije con los nervios a flor de piel. Mi mánager asintió.

-Si no consideras el frío o el hecho de que todas las cafeterías por aquí estén cerradas, es agradable.

Asentí.

-¿Y de qué querías hablar?

Mark me miró a los ojos con el gesto serio.

-El Sr. A quiere y que trabajes en una canción navideña y la vendas a un comercial de jabón.

Me quedé callada. No le veía mucho problema a eso, pero al chico parecía molestarle muchísimo.

-¿No lo entiendes? Si haces eso, la gente te vera durante toda tu carrera como "la que hizo ese comercial" y ¡todo quedara reducido a eso! No quiero que eso pase.

Me quedé pensando unos minutos, durante los cuales sólo se escuchaban nuestras respiraciones, el trinar de las aves y los niños reír a la distancia. Si me rehusaba a hacer la canción, el Sr. A tendría consecuencias suficientes que darme, y si aceptaba, mi carrera se iría al caño.

-¿Tengo opción? ¿Hay alguna cosa que pueda hacer para negarme sin que el Sr. A me castigue?

Mark negó con la cabeza.

-Entonces no vale la pena preocuparse. Es inevitable.

El chico asintió con la cabeza y recargó los codos en sus rodillas.

-Ojalá pudiera hacer algo más por ti...

-Una caminata no iría nada mal.-Respondí vacilante. Mi mánager volvió a mirarme y una sonrisa afloró en su rostro. Pero...-¿No estás enfadado?

-¿Por qué lo estaría?

Retorcí mis manos y baje la mirada a mi regazo.

-Por no haber respondido a tus mensajes ni llamadas...

Mark se quedó en silencio un rato y luego soltó una risotada.

-Supuse que la vergüenza de tirar algo por admirarme te lo impedía.

Trate de fruncir el ceño, pero al final se formó una sonrisa a regañadientes mientras Mark y yo caminábamos por el parque con los brazos entrelazados.

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-¡Otra vez!-Dijo Matías con el ceño fruncido- Es una canción infantil, no una para enterrar a sus abuelos.

Estaba en una cabina de grabaciones mientras mi mánager y mi maestro de notas checa van la letra que este último había hecho en tres días. Sin embargo; la letra y las notas no contrastaban muy bien, por lo que me resultaba tedioso tener que cantarla.

-"Impulsado por el viento del norte

Ahí va Santa

Hacia el cabo del arco iris

Oí una risa grave

Antes del amanecer

Y esa es la risa del hombre que regalos me traerá..."

BASTA! ¡Otra vez y ahora intenta seguir mis consejos! ¿Quieres?

Asentí con el ceño fruncido y volví a intentarlo, pero a Matías no le gustaba. Me hizo repetir la canción en ese día al menos otras 40 veces, hasta que anunció un descanso y Mark se acercó a mi en la cabina.

-Algo te tiene preocupada- Dijo al pasarme un emparedado. Le di un mordisco y asentí.

-¿Qué es?- Insistió.

Tragué el bocado.

-Lo que hablamos hace un par de días... ¿Y si de verdad me convierto en una artista de comerciales? No me gustaría que toda mi carrera se basara en anuncios de tampones y chocolates...

Mark soltó una carcajada y me debatí entre golpearlo o unirme a su risa.

-¿Tampones y chocolates?

Me encogí de hombros.

-¿Entiendes el punto o no?- El chico asintió- Entonces no te rías de mi; esto me preocupa en serio. Si el señor A. no me quiere para ser una cantante de conciertos y CDs, ¿entonces para qué me contrató?- Dije alicaída. El chico me cogió el hombro y me miró de forma seria e intensa.

-Para comerciales de tampones y chocolates...-Respondió. Le solté un manotazo y me alejé mientras escuchaba su risa, pero no pude reprimir una mueca de diversión.

Sólo si te vas [En Edición♡]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora