Capitulo 10: ¿Sí?

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-Pase.- La voz del Señor A. llegó a mis oídos con perfecta claridad y me erizó los vellos de los brazos. Estaba tan nerviosa que sentía mi piel cosquillear y mi agitada respiración sonaba cada vez más alta. La calidez de la mano de Mark sólo lograba tornarme más nerviosa, y su sutil aroma invadió mis sentidos causando un desastre en mi interior. El chico a mi lado empujó la puerta y me invitó a pasar primero, soltando mi mano. Di unos pasos adelante y escuché a Mark cerrando la puerta tras de sí, el Señor A. estaba de pie frente al ventanal detrás de su escritorio. Carraspeé incómoda para llamar su atención. El hombre volteó tranquilamente y sólo me miró durante varios minutos.
-Adivino que vienes a darme los documentos. ¿Tus padres firmaron?- Preguntó al fin mientras se sentaba en su imponente escritorio.
Asentí y tragué en gordo.
-Muy bien. De acuerdo al protocolo, me veo obligado a darte una calurosa bienvenida a S-tar...- Empezó, pero antes de que prosiguiera, alcé mi mano en señal de alto para interrumpirlo.
-Tengo la mala suerte de informarle que he decidido que no seré parte de su empresa, Señor A.- Dije. Por unos instantes, todo se quedó en un tenso silencio; notaba el peso de la mirada confundida de Mark en la nuca. Decidí ignorarla y seguir hablando, sobretodo para mantenerme distraída del hecho de que muy probablemente no volvería a ver al chico.
-Si llegase a ser famosa o algo, mi familia y amigos también se verían afectados, además de que creo que es demasiada presión para alguien como yo.- Lo dije en apenas un murmullo pero el Señor A. pareció entenderme, porque asintió pesadamente con la cabeza.
-Dime, Larissa. ¿Cuáles son tus planes para el futuro?- Me preguntó el hombre, tomándome por sorpresa.
-Aún no lo sé.-Admití a regañadientes.
-¿Crees que tus padres van a a mantenerte cuando tengas unos... 30 años? Imagina la decepción en sus rostros cuando vean que no entraste a una buena universidad por tus calificaciones. ¿Y si no consigues ningún empleo? Será peor. Les habrías fallado.- El Señor A. seguía reprochando sin señal de culpa alguna. Sentí cómo la garganta se me cerraba y un sudor frío llenaba mi rostro contraído por el dolor de mis imaginaciones. ¿Y si eso pasaba? Mis notas eran regulares, no entraría a ninguna universidad buena con ellas. Era mediocre, no tenía planes para el futuro ni nada que me sostuviera cuando fuera mayor. No tenía aptitudes para nada productivo en ningún empleo. ¿Cómo lograría seguir adelante? Hasta ahora, no tenía opción alguna. Escuché el gruñido de Mark detrás de mí.
-Eso no es cierto. Ella es muy buena con la Literatura, y con varias materias. Si tiene malas notas, las puede mejorar. Es muy inteligente.- Bramó. Yo me quedé tiesa y sin saber qué decir. ¿Lo decía en serio? Me dieron ganas de voltearme hacia él y abrazarlo, pero mi cuerpo no respondía, estaba en estado de shock.
-Quizá. Pero seguro no conseguirá ningún empleo si no entra a esa universidad. ¿Cuál es la que quieres? La UCLA, ¿imagino?- El señor A. sonrió con malicia. Sabía que había dado en la llaga.
-Si te unes a S-tar, tienes el futuro asegurado. Y si no entras a esa universidad, con tu fama y dinero podrás pagarte una o cursos para apoyarte a entrar. ¿Qué dices?- El hombre estiró su mano y me la tendió para que se la estrechara. Me quedé unos momentos sin decir nada, no sabía qué hacer. Pero aclaré mis pensamientos y la cogí asintiendo.
-¿Sí?-
El Señor A. sonrió más ampliamente, gestó que hizo que un escalofrío recorriera mi columna vertebral.
-Dile a Natalie que te de la bienvenida.- Dicho esto me soltó y se marchó por la puerta contigua a sus libreros rápidamente. La estancia se llenó con el ruido de las respiraciones agitadas de sus únicos huéspedes. Mark fue el primero en hablar.
-¿Por qué te dejaste manipular así? ¿Por qué no te resististe a las ideas venenosas que te metía en la cabeza? ¿Por qué carajo no pensaste con más autoestima?- Me preguntó. Pero yo no le supe responder. Desde pequeña mis padres me habían dicho que mi mente era muy... elástica, por así decirlo. Que la gente podía esculpirla a su antojo y yo pondría poca resistencia. Nunca había llegado a pensar mucho en eso, pero no fue sino hasta ese momento en que me maldije en voz baja por ser así.
-No lo sé.- Fue mi patética respuesta. El chico detrás de mí farfulló algo incomprensible en un tono algo brusco y escuché sus pasos acercándose a mí, pero no volteé.
-Mira, no me molesta que de ahora en adelante yo sea tu mánager, pero tienes que ser más firme con tus decisiones.- Dijo Mark en tono severo. Su voz sonaba ronca y me pareció... sexy. Lo miré.
-¿Tienes alguna política de no salir con nadie en tu empleo?- Pregunté con una sonrisa burlona y seductora. Él rio y puso un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.
-Ese rollo de chica seductora no te va.- Suspiró mientras me miraba con ternura.- Y si, Tengo esa regla.- Apartó su mano lentamente y la colocó en mi nuca.
Bufé como niña pequeña y crucé los brazos mientras farfullaba un "Oh".
-Pero toda regla tiene su excepción.- Dicho esto, el chico empujó mi cabeza con su mano y abrazó mi cintura con la otra uniendo nuestros labios en un roce hipnótico. Al principio le seguí el beso, un poco más profundo cada vez; pero paré cuando mi teléfono sonó con el timbre de Patrick. El muy cabezota había puesto "Dance,Dance" de Fall Out Boy como tono de llamada para su contacto. El recuerdo del futbolista hizo que me apartara bruscamente. El chico de ojos azules me miró confundido por unos momentos, después pareció entender algo y apretó la mandíbula mientras yo atendía a la llamada.
-¿Larissa?- La voz de Patrick me llegó al oído claramente, tenía un deje de nervios, cosa que activó mis señales de alerta interiores.
-¿Pasa algo?-
-Eh, algo así. ¿recuerdas que me presentaste a tu amiga Jean?-
-Jenn...-Lo corregí, pero el no me hizo caso.
-Está algo así como ebria y...-
-¡LAR! ¡Al fin soy un hada! Pat me llevará al bosque para que vuele y monte unicornios azules, ¿Verdad qué sí, Pat?- Reí ante el arrebato borracho de mi mejor amiga, pero estaba terriblemente preocupada.
-No la pierdas de vista, ¿vale? Voy en camino por ustedes.-
-Estamos en el club "Sweety cup" ¿Sabes dónde está?-
-Si.-
Colgué y de inmediato me arrepentí. ¡No tenía auto con que recogerlos! ¡Carajo, Carajo!
A menos que Will me pudiese llevar...
-¿Me llevaría Will al club "Sweety cup"?- Pregunté a Mark. Éste asintió.
-Te acompaño.- El chico se puso su chaqueta y casi bajó trotando escaleras y escaleras por falta de espacio en los ascensores conmigo pisándole los tobillos.

Sólo si te vas [En Edición♡]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora